Visitar estos dos link.

jueves, 29 de marzo de 2012

HUMILDAD...Un borrico por trono...Humildad y alegría




Seamos realistas: esa soberbia sólo cabe en una loca fantasía. Hemos de luchar contra otras formas más sutiles, más frecuentes: el orgullo de preferir la propia excelencia a la del prójimo; la vanidad en las conversaciones, en los pensamientos y en los gestos; una susceptibilidad casi enfermiza, que se siente ofendida ante palabras y acciones que no significan en modo alguno un agravio.

Todo esto sí que puede ser, que es, una tentación corriente. El hombre se considera, a sí mismo, como el sol y el centro de los que están a su alrededor. Todo debe girar en torno a él. Y no raramente recurre, con su afán morboso, hasta la simulación del dolor, de la tristeza y de la enfermedad: para que los demás lo cuiden y lo mimen.

La mayor parte de los conflictos, que se plantean en la vida interior de muchas gentes, los fabrica la imaginación: que si han dicho, que si pensarán, que si me consideran... Y esa pobre alma sufre, por su triste fatuidad, con sospechas que no son reales. En esa aventura desgraciada, su amargura es continua y procura producir desasosiego en los demás: porque no sabe ser humilde, porque no ha aprendido a olvidarse de sí misma para darse, generosamente, al servicio de los otros por amor de Dios.

Un borrico por trono
Acudamos de nuevo al Evangelio. Mirémonos en nuestro modelo, en Cristo Jesús.
Santiago y Juan, por intermedio de su madre, han solicitado de Cristo colocarse a su izquierda y a su derecha. Los demás discípulos se indignan con ellos. Y Nuestro Señor, ¿qué contesta?: quien quisiere hacerse mayor, ha de ser vuestro criado; y quien quisiere ser entre vosotros el primero, debe hacerse siervo de todos; porque aun el Hijo del hombre no vino a que le sirviesen, sino a servir, y a dar su vida por redención de muchos [186].

En otra ocasión yendo a Cafarnaúm, quizá Jesús -como en otras jornadas- iba delante de ellos. Y estando ya en casa les preguntó: ¿de qué ibais tratando en el camino? Pero los discípulos callaban, yes que habían tenido -una vez más- una disputa entre sí, sobre quién de ellos era el mayor de todos. Entonces Jesús, sentándose, llamó a los doce, y les dijo: si alguno pretende ser el primero, hágase el último de todos y el siervo de todos, y cogiendo a un niño le puso en medio de ellos y después de abrazarle, prosiguió: cualquiera que acogiere a uno de estos niños por amor mío, a mí me acoge, y cualquiera que me acoge, no sólo me acoge a mí, sino también al que a mí me ha enviado [187].

¿No os enamora este modo de proceder de Jesús? Les enseña la doctrina y, para que entiendan, les pone un ejemplo vivo. Llama a un niño, de los que correrían por aquella casa, y le estrecha contra su pecho. ¡Este silencio elocuente de Nuestro Señor! Ya lo ha dicho todo: El ama a los que se hacen como niños. Después añade que el resultado de esta sencillez, de esta humildad de espíritu es poder abrazarle a El y al Padre que está en los cielos.

Cuando se acerca el momento de su Pasión, y Jesús quiere mostrar de un modo gráfico su realeza, entra triunfalmente en Jerusalén, ¡montado en un borrico! Estaba escrito que el Mesías había de ser un rey de humildad: anunciad a la hija de Sion: mira que viene a ti tu Rey lleno de mansedumbre, sentado sobre una asna y su pollino, hijo de la que está acostumbrada al yugo [188].

Ahora, en la Ultima Cena, Cristo ha preparado todo para despedirse de sus discípulos, mientras ellos se han enzarzado en una enésima contienda sobre quién de ese grupo escogido sería reputado el mayor. Jesús se levanta de la mesa y quitase sus vestidos, y habiendo tomado una toalla, se la ciñe. Echa después agua en un lebrillo y pon ese a lavar los pies de los discípulos y a limpiárselos con la toalla que se había ceñido [189].De nuevo ha predicado con el ejemplo, con las obras. Ante los discípulos, que discutían por motivos de soberbia y de vanagloria, Jesús se inclina y cumple gustosamente el oficio de siervo. Luego, cuando vuelve a la mesa, les comenta: ¿comprendéis lo que acabo de hacer con vosotros? Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, debéis también vosotros lavaros los pies uno al otro [190]. A mí me conmueve esta delicadeza de nuestro Cristo. Porque no afirma: si yo me ocupo de esto, ¿cuánto más tendríais que realizar vosotros? Se coloca al mismo nivel, no coacciona: fustiga amorosamente la falta de generosidad de aquellos hombres.

Como a los primeros doce, también a nosotros el Señor puede insinuarnos y nos insinúa continuamente: exemplum dedi vobis [191], os he dado ejemplo de humildad. Me he convertido en siervo, para que vosotros sepáis, con el corazón manso y humilde, servir a todos los hombres.
Frutos de la humildad
Cuanto más grande seas, humíllate más y hallarás gracia ante el Señor [192]. Si somos humildes, Dios no os abandonará nunca. El humilla la altivez del soberbio, pero salva a los humildes. El libera al inocente, que por la pureza de sus manos será rescatado [193]. La infinita misericordia del Señor no tarda en acudir en socorro del que lo llama desde la humildad. Y entonces actúa como quien es: como Dios Omnipotente. Aunque haya muchos peligros, aunque el alma parezca acosada, aunque se encuentre cercada por todas partes por los enemigos de su salvación, no perecerá. Y esto no es sólo tradición de otros tiempos: sigue sucediendo ahora.

Al leer la Epístola de hoy, veía a Daniel metido entre aquellos leones hambrientos, y, sin pesimismo -no puedo decir que cualquier tiempo pasado fue mejor, porque todos los tiempos han sido buenos y malos-, consideraba que también en los momentos actuales andan muchos leones sueltos, y nosotros hemos de vivir en este ambiente. Leones que buscan a quien devorar: tanquam leo rugienscircuit quaerens quem devoret [194].

¿Cómo evitaremos esas fieras? Quizá no nos ocurra como a Daniel. Yo no soy milagrero, pero amo esa grandiosidad de Dios, y entiendo que le hubiera sido más fácil aplacar el hambre del profeta, oponerle delante un alimento; y no lo hizo. Dispuso, en cambio, que desde Judea se trasladara milagrosamente otro profeta, Habacuc, a llevarle la comida. No le importó obrar un prodigio grande, porque Daniel no se hallaba en aquel pozo porque sí, sino por una injusticia de los secuaces del diablo, por ser servidor de Dios y destructor de ídolos.

Nosotros, sin portentos espectaculares, con normalidad de ordinaria vida cristiana, con una siembra de paz y de alegría, hemos de destruir también muchos ídolos: el de la incomprensión, el de la injusticia, el de la ignorancia, el de la pretendida suficiencia humana que vuelve arrogante la espalda a Dios.

No os asustéis, ni temáis ningún daño, aunque las circunstancias en que trabajéis sean tremendas, peores que las de Daniel en la fosa con aquellos animales voraces. Las manos de Dios son igualmente poderosas y, si fuera necesario, harían maravillas. ¡Fieles! Con una fidelidad amorosa, consciente, alegre, a la doctrina de Cristo, persuadidos de que los años de ahora no son peores que los de otros siglos, y de que el Señor es el de siempre.

Conocí a un anciano sacerdote, que afirmaba -sonriente- de sí mismo: yo estoy siempre tranquilo, tranquilo. Y así hemos de encontrarnos siempre nosotros, metidos en el mundo, rodeados de leones hambrientos, pero sin perder la paz: tranquilos. Con amor, con fe, con esperanza, sin olvidar jamás que, si conviene, el Señor multiplicará los milagros.

Os recuerdo que si sois sinceros, si os mostráis como sois, si os endiosáis, a base de humildad, node soberbia, vosotros y yo permaneceremos seguros en cualquier ambiente: podremos hablar siempre de victorias, y nos llamaremos vencedores. Con esas íntimas victorias del amor de Dios, que trae En la serenidad, la felicidad del alma, la comprensión.

La humildad nos empujará a que llevemos a cabo grandes labores; pero a condición de que no perdamos de vista la conciencia de nuestra poquedad, con un convencimiento de nuestra pobre indigencia que crezca cada día. Admite sin vacilaciones que eres un servidor obligado a realizar un gran número de servicios. No te pavonees por ser llamado hijo de Dios -reconozcamos la gracia, pero no olvidemos nuestra naturaleza-; no te engrías si has servido bien, porque has cumplido lo que tenías que hacer. El sol efectúa su tarea, la luna obedece; los ángeles desempeñan su cometido. El instrumento escogido por el Señor para los gentiles, dice: yo no merezco el nombre de Apóstol, porque he perseguido la Iglesia de Dios (1 Cor XV, 9)... Tampoco nosotros pretendamos ser alabados por nosotros mismos [195], 8, 32 (PL 15, 1774).: por nuestros méritos, siempre mezquinos.

Humildad y alegría
Líbrame de todo lo malo y perverso que hay en el hombre [196]. De nuevo el texto de la Misa nos habla del buen endiosamiento: destaca ante nuestros ojos la mala pasta de que estamos formados, con todas las malvadas inclinaciones; y después suplica: emitte  lucem tuam [197], envía tu luz y tu verdad, que me han guiado y traído a tu monte santo. No me importa contaros que me he emocionado al recitar estas palabras del Gradual.

¿Cómo nos hemos de comportar para adquirir ese endiosamiento bueno? En el Evangelio leemos que Jesús no quería ir a Judea, porque los judíos le buscaban para matarle [198]. El, que con un deseo de su voluntad podría eliminar a sus enemigos, ponía también los medios humanos. El, que era Dios y le bastaba una decisión suya para cambiar las circunstancias, nos ha dejado una lección encantadora: no fue a Judea. Sus parientes le dijeron: aléjate de este país y ve a Judea, para que tus discípulos admiren también tus obras [199]. Pretendían que hiciese espectáculo. ¿Lo veis? ¿Veis que es una lección de endiosamiento bueno y endiosamiento malo?

Endiosamiento bueno: esperen en Ti -canta el Ofertorio- todos los que conocen tu nombre, Señor, porque nunca abandonas a los que te buscan [200]. Y viene el regocijo de este barro lleno de lañas, porque no se ha olvidado de las oraciones de los pobres [201], de los humildes.

No concedáis el menor crédito a los que presentan la virtud de la humildad como apocamiento humano, o como una condena perpetua a la tristeza. Sentirse barro, recompuesto con lañas, es fuente continua de alegría; significa reconocerse poca cosa delante de Dios: niño, hijo. ¿Y hay mayor alegría que la del que, sabiéndose pobre y débil, se sabe también hijo de Dios? ¿Por qué nos entristecemos los hombres? Porque la vida en la tierra no se desarrolla como nosotros personalmente esperábamos, porque surgen obstáculos que impiden o dificultan seguir adelante en la satisfacción de lo que pretendemos.

Nada de esto ocurre, cuando el alma vive esa realidad sobrenatural de su filiación divina. Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros? [202]. Que estén tristes los que se empeñan en no reconocerse hijos de Dios, vengo repitiendo desde siempre.

Para terminar, descubrimos en la liturgia de hoy dos peticiones que han de salir como saetas, de nuestra boca y de nuestro corazón: concédenos, Señor Todopoderoso, que realizando siempre los divinos misterios merezcamos acercarnos a los dones celestiales [203] . Y, te rogamos, Señor, que nos concedas servirte constantemente según tu voluntad [204]. Servir, servir, hijos míos, es lo nuestro; ser criados de todos, para que en nuestros días el pueblo fiel aumente en mérito y número [irad a María. Jamás criatura alguna se ha entregado con más humildad a los designios de Dios. La humildad de la ancilla Domini [206], de la esclava del Señor, es el motivo de que la invoquemos como causa nostra e laetitiae, causa de nuestra alegría. Eva, después de pecar queriendo en su locura igualarse a Dios, se escondía del Señor y se avergonzaba: estaba triste. María, al confesarse esclava del Señor, es hecha Madre del Verbo divino, y se llena de gozo. Que este júbilo suyo, de Madre buena, se nos pegue a todos nosotros   que salgamos en esto a Ella -a Santa María-, y así nos pareceremos más a Cristo.

domingo, 25 de marzo de 2012

¡Los habitantes de la calle!



  "El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir". Mt. 20, 28

Son seres que se miran con indiferencia
 por los harapos roídos que les cubre la piel
y el temor que reflejan con su apariencia…
pero lo que nadie sospecha,
es que en esa humilde apariencia
hay un DIOS haciendo presencia.

¡Los habitantes de la calle!
Llevan surcos profundos
 en sus miserables humanidades,
surcos marcados por la dureza
del destino que escogieron
o/ al que se vieron obligados
a fuerza de no emplear la razón,
perdidos en los laberintos
 del consumo… apurando sin control
 las copas repletas de ambrosia,
 copas que pronto se quedaron vacías
 por el infortunio de una mala decisión
 que los llevó a la ruina,
 a quedarsen con las arcas vacías.

Hay  quienes no se repusieron de su quebranto
y a la calle fueron a parar de rato en rato.
 Otros desgajando como racimos las amarguras,
 los dolores del corazón en lenta agonía,
por las desilusiones sufridas de mal de amores.

 Otros ni siquiera conocieron el amor,
sólo el abandono y la orfandad
de aquellas personas que no les quisieron amar...
y llenos de rencor se perdieron en las lejanías
de la amargura y la desilusión.

Otros con sus hogares felices,
hogares bien  constituidos,
se dejaron arrastrar
por el vicio de la droga maldita;
La droga  que asesinó sus mentes,
la que embruteció sus sentidos,
les hizo palidecer el alma,
  los convirtió en seres inertes
 tirándolos al abismo de la fatalidad.

Otros menos afortunados
son los que abandonaron
en una cuna de asfalto,
sin posibilidades de elegir
una cuna en  un hogar feliz…

¡Estos son los niños de la calle!

los que maduraron a golpes
y se hicieron grandes a destiempo,
les robaron la inocencia
y  el derecho a vivir su infancia,
el derecho a unos padres, hermanos,
 tíos, abuelos y a una estancia.

¡Los habitantes de la calle!

 no tienen con quien soñar,
sus sueños son oscuros
sumergidos en una
oquedad sombría.

Su nostálgica mirada
esta pérdida ausente de recuerdos
no tienen en el alma
recuerdos de un hogar.

Sus manos mugrientas
llenas de grietas,
no conocen el jabón,
no conocen la caricia,
ellas sólo desenredan las marañas
que tejieron  en la desolación.

¡Los habitantes de la calle!
Sólo esperan las sombras  de la noche
 para refugiarse en su melancolía.

Todos los días son iguales;
no tienen fecha en el calendario
ven pasar el tiempo sin prisa,
todo les da igual, lo mismo dá
que esté de noche o que esté de día.

¡Los habitantes de la calle!
no tienen ilusiones, no tienen amores,
no tienen brazos que los esperen al llegar.

Van sin rumbo a donde el destino les lleve
con la soledad, que para ellos es su compañía.
Su lento andar los va llevando por la vida
sin ninguna preocupación, no dejan atrás dolor,
para el dolor no hay medicamento alguno,
han aprendido a vivir con él y a llevarlo acuestas,
como también el hambre que los acosa y desespera
les retuerce el intestino… pero al no haber alimento
se ven obligados a comer mendrugos de pan
que deja el rico caer en el desván de algún hotel.

¡Los habitantes de la calle!

son seres que se miran con indiferencia
 por los harapos roídos que les cubre la piel
y el temor que reflejan con su apariencia…
pero lo que nadie sospecha,
es que en esa humilde apariencia
hay un DIOS haciendo presencia.

La Comunidad Servidores del Servidor

  • Somos una comunidad de laicos consagrados al servicio de Cristo presente en los hermanos más necesitados, tal como nos lo enseña en su palabra.

    Carisma:



    Buscamos la salvación de las almas por medio del servicio.
    Este carisma busca acercar a las personas sin distinción hacia el ejercicio de la misericordia, ya que, acercándose a ella se acerca a la fuente de toda misericordia, Jesús y, conociéndole se descubre una realidad nueva de la vida, de la historia y se encuentra un sentido verdadero a la existencia humana, el cual no termina con la muerte sino que se completa en la presencia perenne y continua de Dios.


    La comunidad Servidores del servidor nace como una escuela de servicio en la que se aprende a servir y a descubrir en los demás especialmente en los más necesitados el rostro de Dios. Para vivir no ahora, pero desde ahora la vida eterna, la escuela del servicio busca que por nuestra obediencia laboriosa, en ella y desde ella, retornar a Dios por la caridad, del que nos habíamos alejado por nuestra indolente desobediencia, aprovechando las potentes y gloriosas armas de la obediencia, la humildad y el servicio para servir al verdadero rey y Servidor, Cristo el Señor.


    Para atraer almas al servicio se usa un mecanismo eficiente, el de la limosna, por el cual pidiendo pequeñas donaciones monetarias o en especie, los corazones de quienes escuchan se van calentando, surgiendo en ellos un deseo tal vez oculto o abandonado: el de servir a los demás y darles desde sus propias capacidades, conocimientos y habilidades un consuelo, una esperanza o tan solo un poco de amor a tantos pequeños necesitados que sufren de las injusticias de los hombres y llevan en su corazón grandes brechas de dolor.
    La misericordia y la búsqueda de la justicia es una realidad humana presente en todos los lugares de la tierra, por ello, el llamado al servicio es un llamado universal, el servicio es un punto de encuentro en el que no importan creencias o denominaciones religiosas, lo realmente importante el servir, el servicio es ecuménico.


    Los servidores del servidor propician obras y espacios, en los cuales, quien sienta el llamado a la caridad, tenga un lugar donde realizarlo.

Nuestros Símbolos

Mantas o telas que tienen una dignidad especial porque son semejanza del Señor Jesús que se despojo de sus vestiduras y se ciñe de una toalla para lavar los pies de sus apóstoles así mismo nosotros nos despojamos de nuestra habitual vestidura para revestirnos de servicio. Cada vez que se usa el mismo Jesús se encarna y se ciñe para prestar su servicio de cruz.
Vestidura de los pilares y religiosos Vestidura a manera de túnica con mangas largas y amplias como una cruz, cae desde los hombros hasta los tobillos con un prense central amplio en pecho y espalda, como compuesto por tres partes (izquierda, derecha, central) significan la presencia de Dios trinitario y la cruz de Jesús que flanqueada por los ladrones en el calvario.

Colores: azul y blanco, representan la divinidad y la humanidad, el pecado y la gracia, la oscuridad y la luz, la suciedad y la limpieza no solo física sino espiritual, un servidor y un servido. Remate lateral en el cuello con botones: refleja el costado abierto de Jesús, pueden ser 3 botones grandes o 7 pequeños; 7 botones, 7 fundadores, 7 pilares, 7 sacramentos, 7 obras de misericordia corporales, etc.; o 3 botones , 3 clavos, la trinidad, fe, esperanza y caridad, humildad, obediencia y servicio.

Escapulario Tiene cortes rectos y cae desde los hombros sobre pecho y espalda hasta la media pierna o hasta el medio muslo, puede ir suelta o amarrada a la cintura. Tiene en su interior 2 pedazos de tela de color púrpura o rojo en forma de cruz, que son imagen de su sangre redentora que cae dulcemente y es el signo vivo y amoroso de su redención. Cada vez que se usa este escapulario nos guardamos en la sangre preciosa de Jesús.

Brida: distintivo franciscano, que es signo de templanza, y a imagen de Cristo atado y ceñido en el cumplimiento de su humilde servicio, puede ser trenzada con hilos rojos y puede ir rematada con 3 o 7 nudos. Cada vez que se usa es Cristo atado con su purpura quien nos resiste

Escudo


Donum Christi: El servicio es el don de Cristo para nosotros
Un sol: con 14 rayos grandes divididos en dos grupos de siete, sol que representa a aquel que enviado del cielo por el Padre es la luz y el calor del amor que debemos seguir.
Un corazón: a imagen del corazón amoroso de la santa Madre la Virgen María, siempre dispuesta con su .
Una hostia: circundada de 33 rayos pequeños, presencia viva y perenne de Jesucristo resucitado y divina promesa de salvación.
Una corona de espinas: entretejida en tres tallos que representan la humildad, la obediencia y el servicio por amor a Dios, Padre creador.
10 Corazones pequeños: simbolizan el amor de los servidores al Servidor. 3 corazones, la trinidad, 3 virtudes teologales, 3 clavos.
7 corazones, 7 fundadores, 7 pilares, 7 sacramentos.
14 rayos: 7 obras de misericordia materiales y 7 obras espirituales
Hijos de Padre Pio: Bajo el carisma y el amparo del Santo Padre Pio

Cruz eucarística

Elaborada de dos tipos de madera que se encontraba en el huerto de los olivos, tiene en el centro una hostia rodeada por 14 rayos que simbolizan las 7 obras de misericordia materiales y 7 espirituales, su forma es de cruz latina usada antiguamente en la edificación de iglesias y catedrales, del centro se desprenden hacia los cuatro puntos de la cruz como granos de trigo que se extienden hacía los cuatro puntos cardinales y que representan la presencia de los servidores en todo el mundo, que son como semillas y que dan abundante fruto.
Por el respaldo de la cruz se encuentra en un pequeño orificio un pedazo de tela, alrededor la inscripción Ex Indumentatis Di Padre Pio que significa una parte del habito del Padre Pio, en la parte inferior una M atravesada por una cruz (Símbolo Mariano) y dos corazones que simbolizan la presencia perrene de la Virgen María en la vida de un servidor

Nuestras Obras

 Mt 25, 40

Comedores

Los comedores son lugares de servicio a niños y abuelos en sectores muy vulnerables.

Patios

Servicio con habitantes de la calle a los cuales se les brinda un desayuno y desde el amor un consuelo.

Torretta

Lugar de servicio juvenil que desarrolla por medio del arte el crecimiento espiritual y personal de los jóvenes

Pastoral de la esperanza

Busca desarrollar en los jovenes de colegios habilidades psicosociales para la vida por medio de la gestión del riesgo en farmacodependencia, enfermedades de transmisión sexual y violencia intra escolar o matoneo, a través de charlas videos y talleres encaminados a la prevención.

Casa de la Misericordia de Padre Pio

Es un lugar de encuentro fraternal que propicia oportunidades de capacitación y producción para personas del sector o de bajos recursos con los que la comunidad labora.

Como Servir :

Como Servidor Orante:

Poniendo ante el Señor al servicio de su obra, los carismas de intercesión y peticiónpara sostener el trabajo material y la providencia del buen Dios.

Como Servidor Laborioso:

Participando en algunos de los puntos de labor material o espiritual.

Como Servidor Mensajero:

Dando a conocer y difundir la comunidad y sus obras, el carisma y sus necesidadesatrayendo corazones amorosos al Servicio de Señor.

Como Servidor Providente:

Llamados por Dios a compartir de los bienes venidos de Él, aportando económica y materialmente cada mes para el sostenimiento de la comunidad y sus obras.

Como Donar : 

Donaciones en especie

  • Alimentos perecederos y no perecederos para el sostenimiento de los comedores.
  • Chocolate, leche o pan de hamburguesa para el servicio en los patios con los habitantes de la calle
  • Elementos de tecnología, para la construcción de espacios informáticos
  • Bienes materiales o enseres que puedan servir a las familias y personas beneficiadas con las obras
  • Algún otro elemento en buen estado
Debe adjuntar un avalúo por el valor de la donación, para efectos tributarios
Donde estamos En Colombia:

COMO DONAR : 

Donaciones Monetarias:

Cuenta Corriente No. 003969999501 de Davivienda, enviar la consignación vía fax a la oficina 2827609, con los datos del donante. Nota : esta cuenta es Valido Solo para Colombia.

Otro mecanismo es por débito automático a través de la cuenta de cada donante, en convenio con Bancolombia, cada mes se descuenta de la cuenta el valor aprobado por el debitante, este proceso se realiza por el tiempo que la persona lo desee.



Proceso a seguir
  1. Diligenciar el formato por el cual se autoriza el débito automático, el donante elije el monto y el tiempo de duración del aporte
  2. Hacer llegar el formato a la casa Matriz, cll 22D # 17-48, Barrio Santa (Bogotá). TeleFax. 2827609
  3. Una vez diligenciado y entregado se inicia el debito automático a partir del siguiente mes de la entrega
  4. Por el tiempo que la persona haya elegido se debitará mensualmente el aporte a la comunidad
icon Formato Debito automático

También Puedes Hacer tus  Donaciones Monetarias, desde cualquier parte del Mundo.


Recuerda :


Hazte Rico en el Cielo Haciendo Obras de Misericordia En la Tierra Con el hermano Necesitado.


La descomposición Social del Mundo comienza en los corazones egoístas que solo piensan en llenar sus graneros y cuentas bancarias y poco piensan en la Justicia Social con los mas débiles y desprotegidos por cualquier causa de abandono o desarraigo social causa de su estado de  debilidad o ignorancia religiosa o cultural, falta de oportunidades y violencia social a pueblos Naciones y personas.


Hoy con este mensaje comienza tu a mirar desde el fondo de tu corazón como vas a rendir cuentas a Dios todo poderoso el día de  encuentro con el.


 ¿Pregúntate  si Tu según  los dones y talentos recibidos los multiplicaste en bien de la sociedad y de tu hermano mas necesitado?.



Recuerda :


Hazte Rico en el Cielo Haciendo Obras de Misericordia en la Tierra con el hermano Necesitado.