Visitar estos dos link.

jueves, 11 de mayo de 2017

El fin del hombre, el mundo su presente y futuro...

Una vez más  la gracia de Dios me anima a dejar por escrito algunas ideas iluminadas, referente al  verdadero sentido de la vida, el mundo y el plan del creador  para con la humanidad.

 Además que el poder ayudar a tantas almas necesitadas que se les muestre otra  luz de conocimiento y entendimiento referente al real  sentido de su creación personal y de la humanidad.

Entendiendo lo anterior debemos de  tratar de comprender por todos los medios lógicos posibles, la existencia de un creador de lo visible e invisible de lo material  y lo espiritual.

Al existir un creador con una creación, también existe un plan divino antes de la creación para con la creación y el hombre, que poco a poco con la ayuda del tiempo se va consolidando  y revelando para con los hombres y para con  la creación misma, con procesos lentos pero a la vez determinados a las circunstancias particulares de cada elemento creado tanto material como espiritual y  humano.

En forma precisa, todo lo  podemos llamar evolución  material, evolución mental, evolución espiritual y de conocimiento del hombre, tanto racional, como la evolución misma de su ser espiritual, la evolución de un alma creada y habitada en un cuerpo material.

Esa evolución se puede determinar sin criterio 
de discusión alguna, como el conocimiento, 
el entendimiento y la aceptación de todo lo material, 
lo espiritual en el alma de cada hombre
 y de Dios mismo.

Sin conocimiento no hay aceptación, sin tiempo no hay evolución, sin evolución no hay pasado, sin fe no hay esperanza, sin esperanza no hay búsqueda, sin búsqueda no se encuentra el Camino.

El hombre al mirar todo su pasado, es cuando  saca sus propias conclusiones del mundo material,  de su ser espiritual, y es entonces cuando el hombre se confirma en buscar  por todos los medios lícitos posibles  el camino correcto, trata de enderezar su caminar y su camino en su vida presente, emprende con nuevas fuerzas y elige de nuevo un  camino que lo llevará por la senda que el Padre le determino antes del inicio de la creación.

Todo lo que los Hombres en la creación realicen bueno, y obren conforme al Bien absoluto en toda la extensión  y comprensión de lo que significa la palabra Bien absoluto, será el camino correcto que nos conducirá por la senda del Bien absoluto del hombre para con el hombre mismo y su creación entera incluido a su prójimo.

El obrar en el Bien es siempre el camino correcto, que nos conducirá a  pensar, desear, decir, actuar en todo su entorno personal, laboral, social, de amores, familia y por su puesto de la aceptación de la creación, de su creador, de su ley, de su santa y alabada voluntad para el mundo y  el hombre.

 Que no es más que el actuar del hombre, conforme a su deseo con libertad propia,  pero tomando como base el solo deseo de Dios que es el Bien absoluto. Amor total.

La ley de Dios es siempre sugerida, animada, enseñada, revelada sembrada en el interior de cada hombre como  un sello, pero nunca impuesta y exigida y castigada, Dios no castiga, solo deja experimentar al hombre, a las almas, el resultado de sus propias decisiones,  de sus deseos no fundamentadas en su ley primera, por ello desde el inicio de la creación, Dios dejo a sus ángeles con el conocimiento infinito y la misma profundidad y potestad en la creación, para que por libertad experimentaran en todo su obrar las consecuencias de lo que sería, apartarse de la ley única  y primera y  absoluta e  inmutable, y amorosa, base fundamental de la creación.

El apartarse de la ley primera de Dios el Bien absoluto, genera una segunda ley como fuerza, que tiene también profundidad y conocimiento infinito, pero siempre será inferior y siempre dependiente de la ley primera.

 Esa dependencia corresponde a entender que mientras no se está en la luz de la ley primera, se obra a oscuras, se siente un  placer temporal pasajero y finito, al obrar los ángeles, las almas, los hombres, con base en la ley segunda.




El hombre, cada alma, cada espíritu, cada ángel apartado, al momento de evaluar, reflexionar, pensar, conocer y experimentar lo sucedido y el haber obrado  en base solo  a la  fuerza segunda contaría a la ley primera, el alma desea siempre  y   se crea  así mismo por propia voluntad la  necesidad de un gozo definitivo, verdadero  e infinito  y real, no efímero y pasajero, el hombre, las almas, al haber experimentado lo que consiguen en lo efímero y temporal siempre buscaran lo  eterno, los hombres, las almas siempre buscaremos  lo que hemos perdido desde el inicio de la creación por apartarnos de la ley.

«El hombre siempre sentirá la necesidad de   permanecer en la verdadera ley primera. »

Como conclusión a lo anterior Dios decreto que  el hombre, las almas, los espíritus, los ángeles, apartados de la ley única primera e  inmutable de Dios experimentaran por su propio albedrío las consecuencias de esa separación.

 Dios, no mueve nada para castigar, no desea castigar, más bien entendiéndolo de otro modo, lo que llamamos nosotros castigos son las consecuencias, las desgracias, los sufrimientos, el rechinar de dientes, la soledad y demás que el hombre y las almas puedan sentir, en esta vida temporal y sentirán y sienten en la eterna.

Repito son el resultado de la elección de un camino como se ha comprobado, enseñado  y realizado, a lo largo de la historia de los hombres y de este escrito.

Dios, solo al determinar al inicio de la creación su ley única y primera, premia con gozo, paz y felicidad, como al inicio de la creación y nuestros primeros padres cuando les dio el Edén, la tierra prometida, el paraíso,  para que disfrutaran de lo que se experimenta estando y deseando el acercamiento a su luz, a su ley y ha el cumplimento de ella en toda la serie de siglos venideros para los hombres y hasta la eternidad como bien lo decreto antes del inicio de la creación espiritual y material.

Dios no castiga, ni castigara, porque su esencia es de padre amoroso que siempre está a la espera de que su hijo regrese, como en la parábola del Hijo prodigo, Dios deja al hombre, al alma, al espíritu Libre siempre para que elija, enmiende, rectifique, experimente la propia elección de  su camino.

Podemos Recordar  como complemento a lo anteriormente expuesto la escena de Nuestro Jesús en la Cruz, con los dos ladrones lo que uno le dijo a Nuestro señor Jesucristo, lo que el otro respondió, y lo que le prometió nuestro Señor al que con humildad profunda, sincera y absoluta pudo reconocer, el buen ladrón Dimas,   reconoció su error y la grandeza de un Señor creador y de una vida eterna, además  acepto los errores que cometió en esta vida por elegir mal el camino.

Nuestro señor Jesucristo sintió la humildad profunda del  Buen ladrón Dimas, y decreto:

«Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso.»

Esto sucede a diario en nuestras vidas, segundo a segundo, por momentos somos los buenos ladrones y por momentos somos como Gestas, los malos ladrones que desechamos toda norma, toda ley y autoridad absoluta que provienen de Dios.

Los Hombres de todos los tiempos reconociendo con humildad absoluta su debilidad, su pecado, su falta de racionalidad, de entendimiento, arrepintiéndonos y empezando de nuevo cada vez más con más fuerza, y deseando experimentar las gracias excepcionales prometidas por nuestro Señor para los que aceptan con libertad plena, humilde y amorosa su santa voluntad, estarán en el Paraíso prometido por nuestro Señor.



«Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso.»

Cuando sufrimos por algo,  erramos o actuamos no basados en la ley de Dios debemos pensar así:

« ¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; En cambio éste nada malo ha hecho.»

Lo anterior es la respuesta del ladrón Bueno, le dijo al Ladrón malo Gestas, reflexionemos con la poca o mucha Luz de Dios que alberga nuestra alma en nuestro interior.

Elegir el camino correcto nos conducirá, por la senda de configurarnos poco a poco por los mismos pensamientos, deseos y  actuaciones de Dios.

Siempre habrá con la elección del Buen camino, una tierra nueva, un paraíso nuevo una Tierra prometida.

El hombre del presente, aun desespera al no encontrar ningún rumbo en su vida y al detenerse y mirar el mundo en todo su contexto de obras, se angustia, creyendo que todo es un caos, que no hay salida, que  el hombre mismo, la humanidad entera, su futuro en todo su conjunto, va en picada y descenso hacia la perdición total, piensa que el mal ha triunfado, pero debemos tener siempre presente en nuestra memoria lo siguiente:

El “dragón” el mal, existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza”. Solo hay que seguir el camino seguro que nos conducirá a Dios y es solo el  camino del Bien.

Para Dios todo está previsto en su creación, hasta el error del hombre, la caída del hombre  es una enseñanza y un aprendizaje, cuando el hombre grita clamando auxilio, es allí cuando sucede y comienza como un péndulo,  el Feliz  regreso del hombre, de las almas a la fuente misma de donde partimos algún día de Dios.

Así sea gateando de tumbo en tumbo, paso a paso, pero poco a poco el hombre en su caminar terreno regresa, y regresara a Dios, en deseos, Pensamientos, Obras y Amor.


Solo hay que clamar siempre y en todo tiempo y lugar  pidiendo ayuda, luz, guía. Ese clamor es nuestra Oración sincera que se traduce en nuestro regreso a Dios.

Dios lo sabe todo, por eso está tranquilo y no desespera, el desespero es humano, la tranquilidad, la paz, la confianza, el abandono, el gozo, la luz son de Dios.

El gozo, la luz, es lo que busca siempre el hombre de ayer, de hoy y deseará el hombre  del mañana, la luz plena  que lo guíe hacia la tierra prometida.

Tratando no de controvertir, sino más bien  de discernir, con la ayuda de la Luz del Santo Espíritu de Dios que me ilumina como siempre he manifestado además que el Profetizar en la verdad y el amor de la ley de Dios.

 Como les escribió San Pablo a los Corintios en su primera carta, que diciéndoles que  Profetizar es anunciar, enseñar  y  proclamar en la  verdad y en la palabra revelada basada solamente en el Amor de Dios y su misericordia al igual que en la equidad y la igualdad para con los hombres, las almas y la creación entera.

Expuesto lo anterior,  podemos sin temor al error decir que el hombre en cuerpo y alma, como ser espiritual, va en el tiempo presente, en proceso de evolución,  aprendizaje, conocimiento y aceptación de sus limitaciones e imperfecciones tanto en lo material como en lo espiritual.

El hombre en todo su conjunto, va  poco a poco con su libre albedrío, libertad y voluntad propia, retornando al camino correcto, mirando su pasado inmediato y de antaño, su pasado personal, mirando el pasado colectivo de  pueblos y naciones, el hombre por propio libre albedrío va mirando el sufrimiento personal y el sufrimiento colectivo.

El hombre al mirar todo su pasado, trata entonces con la gracia que a diario Dios concede en cada ser, a cada alma, como se quiera entender y sin controvertir, por que interesa solo dar una idea clara, que Dios  solo dispensa a diario en cada situación personal, un instinto, una moción, una invitación, y es, y será siempre la  Gracia y el deseo para que, el Hombre enderece su Camino que lo conducirá de manera clara y segura hacia la Casa del Padre y hacia la Eternidad.

Como  premio a ese seguimiento y a ese esfuerzo cada alma y el hombre mismo como ser espiritual al acercarse a Dios y cumplir su Voluntad y sus leyes impartidas desde el inicio de la creación, reitero por recompensa por saber elegir bien el camino tendrá de forma temporal, en su vida  poder gozar de  la paz, la felicidad para sí mismo y su entorno que no es más que la tierra prometida temporal, mientras le llega a cada alma de la humanidad el paso a la vida eterna.

Además  si logro con éxito las metas propuestas por el creador, podrá gozar de la tierra prometida y  eterna con nuestros seres queridos, nuestros  amigos, los santos, los coros celestiales, los  ángeles, en una palabra con toda la gloria celestial en compañía de la Virgen María madre de Dios y nuestra,  con la compañía de San José, los Justos que descansan ya y disfrutan de la Tierra prometida y eterna y por supuesto comparten  la presencia plena y resplandeciente  y los gozos infinitos que nuestro padre  Dios dispensa a los que cumplieron con éxito la meta de la vida.

Que en conclusión es la Finalidad del creador, y el  proyecto Divino del Creador antes del inicio de la creación, 
Perfección cristiana.


 Cuando se mira la historia de pueblos, naciones y de los hombres del pasado en cada serie de siglos podemos concluir, que  hoy el hombre en todo su conjunto de obras, misericordia, bondad y equidad si ha evolucionado de forma material, espiritual y de amor mismo en su entorno.

Pero aun, el hombre de hoy, no es perfecto todavía se debe depurar perfeccionar, el hombre se debe de acabar  de purificar de sus instintos animales y poco racionales, en la  serie de los siglos venideros hablando solo de tiempos de los hombres, no en el tiempo de Dios que es diferente.

El hombre, cada alma, deberá  de terminarse  de perfeccionar, de progresar aún más, debe aún avanzar muchísimo todavía en su camino de ascensión, y transcendencia espiritual y de purificación de su alma,  como requisito y paso necesario y  temporal por esta vida presente, y como la única  meta, reitero para poder lograr  reservar para sí, un cupo en la vida eterna, donde obtendrá una vista plena, un gozo definitivo y podrá encontrase cara a cara con el rostro visible y deslumbrante de nuestro Padre Celestial que nos dará el Amor Total.

Poder definir este aspecto que  acabo de mencionar seria extenso y solo  lo dejo para que cada lector juicioso mire su pasado personal, recuerde el pasado del mundo, de su entorno y pueda ver con la ayuda de la gracia de Dios y su iluminación constante, su evolución,  su progreso personal, su conocimiento, su transcendencia espiritual,  mire, el  grado de amor a Dios en el cual se encuentra y más bien pueda replantear, pueda desear con más lógica y Luz de conocimiento y la gracia que Dios le dispense desde el fondo de su corazón, cual es el grado de santidad , bondad y obrar que quiere  algún día alcanzar. 

De ese grado de Santidad y de Amor de Dios que tenga en el fondo de su corazón y de su alma, será el  Amor total que de Dios recibirá en la Eternidad.

Cuando eso sucede en nuestra vida, es cuando aparece la  Libertad absoluta del hombre y la libertad del alma evolucionada, perfeccionada como ser espiritual, será un abandono total y confiado, con una fe y una esperanza absoluta que lo llevara de forma fácil y decidida a cumplir con gozo la santa y alabada Voluntad de Dios, en cualquier situación vivida en  forma personal por el hombre en este paraíso terrenal y repito de forma Personal.

Dios creador del mundo, el universo de lo visible e invisible, nuestro Padre Celestial, la Santísima Trinidad, por este tiempo presente de este escrito,  es ya reconocido  a nivel mundial, amado, alabado,  seguido en el mundo entero así sea de diferente forma o dogma.

Podemos afirmar que  son muy pocos los hombres en la humanidad que no lo conocen, que no han oído hablar de Él, pocos son los hombres que niegan su existencia.

Son en cambio muchísimos hombres de la humanidad,  que son la gran mayoría, repito con insistencia que  lo siguen,  lo adoran, así sea de forma diversa  como mencione antes y por diferente  medio, de diferente   dogma o creencia pero que lo reconocen, aman, siguen y cumplen su Voluntad.

 Muchos son También  los que lo siguen así sea en la distancia de su corazón y de su obrar y con solo su pensamiento y sus deseos.


Es acertado decir que  en el centro de cada hombre, en su alma, esta esa luz, es en el centro de su espíritu, de su  pensamiento, de su deseo, de su obrar diario donde se encuentra esa ley grabada como un sello, es  allí donde esta ese soplo divino del creador, ese Dios y ese Camino, es allí, donde esta esa Verdad Revelada, esa Vida y por supuesto el deseo, la ilusión  y la actuación del cumplimiento de la Voluntad de Dios.

Dios al crear al hombre a su imagen y semejanza dejo esa semilla en el centro de su ser, para que con la ayuda externa del mundo, e interna del hombre mismo y su esfuerzo que le corresponde hacer de racionalidad además que  con  la gracia permanente de Dios que dispensa en cada momento  en cada alma, sin dejar de repetir que debe existir el esfuerzo de racionalidad que todo hombre debe realizar en tratar de entender, conocer, buscar, encontrar y amar a su creador,  su ley y a  la creación entera.

Podemos todos los hombres de todos los tiempos estar completamente seguros que el  hombre  encontrará en el tiempo futuro y preestablecido por el creador antes del inicio de la creación y de cada individuo, de pueblos y naciones  y del mundo, los hombres encontraran, por su propio libre albedrío y  cada alma entenderá con la ayuda del creador y su gracia.

y con los medios que nos dejó  a la mano con él envió de su hijo, sus enseñanzas, su muerte y resurrección y él envió de su santo espíritu, con su  ejemplo  para que  germine cada vez más en los hombres de cada tiempo, ese deseo de la búsqueda constante de Amar aún más cada día  y ser Amado, además que el poder aprender a amar a Dios, a su prójimo, todo lo anterior se verá reflejado siempre  en todo lo que el hombre  piense, realice o actué, Cada vez que eso sucede en nuestra Vida presente, futura y del mundo se traducirá en la Paz.

La paz os dejo la paz os doy, no la doy yo como la del mundo, si no como….la enseña nuestro padre celestial que mora en nosotros  y en la ley.

<< Apocalipsis 3:5 >>

Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.

Los deseos del hombre, sus pensamientos, con llevan a hablar y actuar, ese actuar genera  la elección misma de un camino por propio libre albedrío del hombre, el caminar de forma acertada por ese camino de acuerdo a las leyes de Dios  genera felicidad en su entorno y gozo en su interior y la paz para con su Vida temporal.

Finalidad del creador para con el mundo, 
el Hombre, el Universo y su Creación y nuestra Alma.

Para un ser creado cuando sin conocimiento y deseo piensa, habla y actúa por el camino incorrecto y por su propio albedrío elige mal el camino, sin tener como base ninguna ley universal de la creación, es entonces cuando genera en su propia vida la tristeza, la  insatisfacción, destruye la esperanza y pierde para sí, su propio rumbo y no encuentra su felicidad ni la de su entorno. Podemos decir entonces, es un hombre sin Fe, sin Luz, alejado de Dios y sus Leyes.

Estar cerca de Dios y su Ley en resumen es obrar en Amor, Justicia, equidad, e igualdad y todo lo que piense desee y actué o realice producirá paz y construirá sociedad, progreso y por consiguiente será feliz y hará a su prójimo y su entorno  feliz.

Cuando los hombres de todos los tiempos han experimentado en su vida la elección de los dos caminos tanto el correcto como el incorrecto en cualquier situación de su vida  por pequeña o grande que sea, es cuando  el hombre puede  detenerse y sacar una conclusión razonada de su libre elección y lo que experimento con ello, que seguramente fue la angustia, la  tristeza, la desesperanza, la soledad, el  egoísmo y demás que podamos mencionar, y que son el resultado de la elección del mal camino para con su vida.

La Paz, el gozó, la felicidad, la alegría, la  esperanza y el amor puro, y desinteresado sin deseo de esperar nada a cambio, son el resultado de la buena elección de un  camino correcto que nos conducirá Hacia Dios y la eternidad.


Las reflexiones juiciosas y sinceras de aceptar con certeza absoluta lo que se experimenta y  lo  que  se obtiene con la buena o mala elección del camino correcto para con su vida. Son en efecto y como gran  conclusión, que el hombre pueda encontrar, el gozo personal y colectivo, al igual que la felicidad y la paz.

Esa será  y es la finalidad que tiene Dios con todos hombres con todas las almas, al permitirles,  habitar la tierra presente.

Como desde el principio de la creación se perdió la felicidad plena y  absoluta y el gozo infinito, como lo entendemos o enseña la Biblia a través de todos los tiempos y así lo profesamos todos los creyentes.

En nuestro día a  día, segundo a segundo, cuando se repite esa pérdida de esa felicidad plena, como  aprendimos con nuestros primeros padres Adam y Eva.

Tenemos siempre frente a  nuestras vidas y en cada instante  unas leyes  que cumplir basadas en el amor de Dios y su Ley  única e inmutable de equidad,  justicia en toda la creación, que son el único camino acertado a elegir, vivir y recorrer.

 Tenemos también siempre frente a nuestras vidas, en  cada instante  una tentación a  no seguir  o rechazar, sea una tentación por voluntad propia del hombre o por fuerzas externas a nosotros, que nos muestran un camino diferente a ley.

Si combatimos solos contra esas fuerzas, podemos estar seguros que saldremos siempre perdedores, si tomamos decisiones basadas solo en nuestro parecer poco evolucionado y sin razón alguna  de equidad y justicia en cada situación personal y del mundo en que vivimos y nos movemos.

Antes de acercarnos a la luz  nos estamos es alejando y por consiguiente como pago a  esa actuación, a esa aceptación, a esa tentación  de esa fuerza externa, estaremos  obrando en la oscuridad y siempre tropezaremos causándonos dolor así mismos y a nuestro entorno material y espiritual.

Seguros podemos estar que cada vez que nos  acercarnos a la fuente de todo bien de gracia y amor absoluto que es Dios.

Tendremos paraíso y podremos disfrutar del Amor en su plenitud si decidimos por nuestro propio albedrío el camino correcto de la equidad, la Justicia, el amor nos conllevaran a la Paz verdadera y al gozo absoluto en nuestro interior y exterior.

Decidiendo el camino incorrecto contrario a las leyes de Dios, perderemos el paraíso, la tierra prometida, que no es más que el poder  disfrutar en su plenitud desde nuestro interior, y hacia nuestro entorno de la paz, el gozo prometido por nuestro Señor desde el inicio de la creación en el paraíso prometido.

 Recordado en el antiguo testamento, confirmado y establecido de forma definitiva en el nuevo testamento según las escrituras:

Cito a – Juan 3:16.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Cito también a Juan 10:27.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 

Con  la venida  de su hijo Jesús al mundo,  el verbo hecho carne, con su muerte en la cruz para redimir a la humanidad del pecado, con  su  resurrección, con su ascensión y él envió de su Santo Espíritu, para fortalecernos, defendernos, animarnos y santificarnos,  con todo lo anterior, se manifiesta  la economía de la salvación, la pedagogía de Dios para con la creación y sus hijos dispersos por el mundo en la serie de los tiempos de los hombres.

 El  aprendizaje de todo lo referente a nuestro Señor Jesucristo, el seguimiento de sus enseñanzas, las buenas nuevas, su evangelio, su  anuncio y proclamación hasta  los confines de la tierra y del universo, en el futuro inmediato de la humanidad, así como la enseñanza humilde de forma  pacífica, amable, razonada y esforzada.

Serán el único Camino a seguir como lo queramos entender en la pedagogía de Dios para con la humanidad y el Universo y su proyecto Divino, Salvación Eterna.

Lo vivido en el antiguo testamento, por los elegidos para el plan divino, al igual  que lo proclamado y practicado en el Nuevo Testamento por sus elegidos y por nosotros los seguidores de esa proclama, de ese llamado,  a seguir el camino, no es más que la manifestación de un Dios amoroso que sabe  muy bien en su profundidad, grandeza y potestad de creador único y absoluto, que sus hijos son débiles, inferiores, tentados, pero libres, y poco evolucionados, son hombres, almas  ignorantes,  con poco deseo que las ayuden, las guíen, las cuiden,  les enseñen y las conduzcan por la senda que las llevara a la eternidad prometida.

¿El libre albedrío tesoro o perdición del hombre?

Podremos sacar de estas palabras todas las reflexiones que Dios nos ayude pero en conclusión absoluta, serán la salvación del hombre.

El fin del Hombre presente y futuro será la  buena y  acertada elección del camino correcto en la toma de sus decisiones, en el actuar diario para consigo mismo, su prójimo, su entorno y la creación entera, basadas solamente en el Amor absoluto, puro, desinteresado y basado también en el fiel cumplimiento de los mandamientos inmutables de la ley de Dios para con la creación entera incluida el hombre y hasta el final de los tiempos.

El verdadero fin  del Hombre presente y futuro, se pierde en las miles de ideas de los hombres y conceptos  de todos los tiempos del verdadero sentido y fin del creador para con su creación y del hombre mismo.
Pero Dios en su infinita misericordia de Padre amoroso, conocedor de las limitaciones del hombre a través de los tiempos, sabe muy bien que los fracasos, los sufrimientos, la tristeza, la angustia del hombre en su interior y para con su prójimo, Dios sabe muy bien que esos sufrimientos harán  al hombre entender, aceptar y buscar de nuevo el camino correcto además que clamar pidiendo Ayuda Absoluta, (Oración).

Mateo 26:41Velad y orad para que no entréis en tentación; El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.”

Una de las últimas palabras de nuestro Señor, en la cruz es, Tengo Sed, esa palabra se vive a diario en nuestras vidas, tenemos sed de justiciased de Paz,  sed de Amor y  sed de Felicidad.

El hombre al no poder encontrar en su vida lo antes mencionado busca satisfacer  esas falencias esas carencias, con  cosas diferentes y contarías a Dios y a sus leyes absolutas del  Amor, pero que pertenecen solo al mundo material, y en definitiva son medios temporales de satisfacciones temporales, efímeras y pasajeras que no llenan el todo de la existencia del hombre.

Siempre  los hombres de todos los tiempos tendrán Sed, sed de Justicia,  sed de Amor, para consigo mismo y su entorno material, espiritual y de la humanidad misma, el hombre tendrá sed de Paz en su corazón y sed de un Gozo pleno en su interior.
Hago un paréntesis en este pensamiento anterior  iluminado por mi Santo Espíritu y es el siguiente:

El hombre siempre tendrá sed, solo hasta la restauración e iluminación personal o grupal de las conciencias, tema de otro escrito más adelante. ¡

¿Cómo obtener esa paz tan anhelada por todos los hombres de la humanidad  y el gozo en el espíritu tan pasajero, efímero y  volátil?

¿Cómo retener en nuestros pensamientos, deseos y actuaciones del diario vivir la equidad la justicia y el Amor?

Recordando nuevamente otra de las últimas  palabras de nuestro Señor, en la Cruz nos ayudara a reflexionar y entender todo con más claridad, con la ayuda del santo espíritu de Dios que nos ilumina, la solución a lo antes mencionado.

<<Todo esta consumado. >>

En la creación, en la economía de la salvación del hombre y su paso a la vida eterna y la permanencia del hombre en esta vida temporal, todo ya está dicho y revelado:

 <<Ya el que Es, se revelo a los hombres. >>

Nos dejó el Camino claro, vivido, recorrido, sacrificado y  como enseñanza y  guía, dicho de otra forma más práctica  nos dejó el manual de la salvación eterna que toda alma y  todo pueblo debe seguir.
Recordemos que nuestro señor Jesucristo, nunca desconoció el sufrimiento de su pueblo cuando vivió como uno más de nosotros y el mismo sufrió en su propio cuerpo las espinas del odio, la incomprensión, la traición, la sed, la injusticia, la guerra, los excesos del poder, las tentaciones, los impuestos, las cargas impositivas injustas a los hombres por los propios hombres, y demás que podemos mencionar.

Nuestro Señor, nos recomendó en el sermón de la montaña y nos dejó claro en las  Bienaventuranzas, en el evangelio según San Mateo 5, 1.12, las recetas, las fórmulas para reflexionar en cada situación particular del mundo y del hombre pasado y actual.

Meditemos las Bienaventuranzas,  al lado del santo Espíritu de Dios , y  << El >>, nos ayudara a tener mucha Fe,  << El >>, nos ayudara  a aumentar la Esperanza y manifestar en cada acción emprendida, en cada  palabra pronunciada un  deseo ferviente de caridad absoluta  para con el mundo, la creación, el hombre y  cada alma y por supuesto para con nuestro creador.

<<Todo esta consumado. >> Es ya una de las palabras entre tanto que el hombre poco discierne pero que en conclusión unida al,

<< Yo soy el camino la verdad y la vida. >>  

Para mejor entender: Cito el evangelista Juan:

<< Juan 14:23 >> y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.

Estas palabras  nos aclaran aún más  el panorama,  podemos reiterar que solo viviendo el camino de las enseñanzas evangélicas, imitando a nuestro Señor Jesús, aumentando nuestra esperanza, nuestra fe en la vida eterna, y teniendo sed de justicia, sed de Amor, de misericordia para con el prójimo y nosotros mismos tendremos vida, gozo, paz, felicidad, y podremos estar cerca algún día en los primeros puestos del banquete de bodas que nuestro Señor nos tiene preparado en la vida eterna y nos prometió de diferentes maneras.

Somos invitados todos los días al Banquete de bodas con el Novio desde nuestro interior, con las mociones del espíritu santo que habita y mora en gran medida en nuestro interior, somos amonestados a diario por nuestra conciencia buena que nos indica el camino correcto a seguir y buscar.

Somos los seres humanos ,somos nosotros,  las almas imperfectas en proceso de perfección que por orgullo, por imperfección, por aceptación a la tentación de la fuerza externa, somos nosotros por el poco esfuerzo de racionalidad que realizamos a diario en  buscar, entender, comprender aceptar, creer y esperar que no podemos ser felices en esta vida temporal y malgastamos el mucho o poco tiempo que el Padre Celestial nos dio para gozar y ser Feliz en  esta vida temporal mientras nos llega el nacimiento a la otra vida, << la Eterna >>

Unámonos los unos con los otros en un solo sentir,
en un solo desear y actuar para con << Dios >> y en << Dios >>, y obviamente  para con su proyecto Divino para con nosotros mismos, para con la creación entera y la eternidad 
y podamos todos juntos algún día gozar de la bienaventurada eternidad infinita y poder  gozar de su compañía 
y con la de nuestros seres queridos.

<< Que Dios nos siga  guiando, iluminando, animando desde nuestro interior para que podamos encontrar siempre el verdadero Camino que nos conduzca de forma segura y feliz hacia la Casa del padre, hacia la Casa mía, la nuestra, la casa de todas la almas buenas e imperfectas que peregrinan día a día, por la senda de  la perfección, que luchan y se esfuerzan a diario por lograr cumplir el proyecto divino del Creador, 
Salvación Eterna>>.
Así sea.

Al copiar este artículo favor conservar o citar este link.
Fuente: 
www.iterindeo.blogspot.com

 Visitamos 

martes, 2 de mayo de 2017

Guerra entre el Espíritu y la Carne...

En esto consiste precisamente la guerra que sentimos todos los días entre el espíritu y la carne, entre nuestro hombre exterior, que depende de los sentidos, y el hombre interior que depende de la razón.

El Apetito Sensual...

...o sensitivo;se les llama, ordinariamente, 
afectos, y a éstos se les llama pasiones.


El apetito intelectual o racional, llamado Voluntad. 


¡Cuántas veces sentimos pasiones en el apetito sensual o en la concupiscencia, contrarios a los afectos que, al mismo tiempo, sentimos en el apetito racional o en la voluntad! 

¡Cuántas veces temblamos de miedo entre los peligros a los cuales nuestra voluntad nos conduce y en los que nos obliga a permanecer! 

¡Cuántas veces aborrecemos los gustos en los cuales nuestro apetito sensual se complace, y amamos los bienes espirituales, que tanto le desagradan! 

En esto consiste precisamente la guerra que sentimos todos los días entre el espíritu y la carne, entre nuestro hombre exterior, que depende de los sentidos, y el hombre interior que depende de la razón.

Estos afectos son más o menos nobles y espirituales, según que sean más o menos elevados sus objetos, y según que se hallen en un plano más o menos encumbrado de nuestro espíritu; porque hay afectos que proceden del razonamiento fundado en los datos que nos procura la experiencia de los sentidos; los hay que se originan del estudio de las ciencias humanas; otros estriban en motivos de fe; otros, finalmente, nacen del simple sentimiento y conformidad del alma con la verdad y la voluntad divina.

 Los primeros se llaman afectos naturales, porque, ¿quién hay que no desee naturalmente la salud, lo necesario para comer y vestir, las dulces y agradables conversaciones?

Los segundos se llaman afectos racionales, porque se apoyan en el conocimiento espiritual de la razón, por la cual nuestra voluntad es movida a buscar la tranquilidad del corazón, las virtudes morales, el verdadero honor, la contemplación filosófica de las verdades eternas.

Los afectos pertenecientes a la tercera categoría se llaman cristianos, porque nacen de la meditación de la doctrina de Nuestro Señor, que nos hace amar la pobreza voluntaria, la castidad perfecta, la gloria del paraíso.

Pero los afectos del supremo grado se llaman divinos y sobrenaturales, porque es el mismo Dios quien los infunde en nuestras almas, y se refieren y tienden a Dios sin la intervención de discurso alguno ni de luz alguna natural, como se puede fácilmente concebir por lo que pronto diremos acerca de los afectos que se sienten en el santuario del alma.

Estos afectos sobrenaturales se reducen principalmente a tres: el amor del espíritu a las bellezas de los misterios de la fe; el amor a la utilidad de los bienes, que se nos han prometido en la otra vida, y el amor a la soberana bondad de la santísima y eterna Divinidad.

Cómo el amor de Dios domina sobre los demás amores

La voluntad gobierna todas las demás facultades del espíritu humano; pero ella es gobernada por su amor, que la hace tal cual es. Ahora bien, entre todos los amores, el de Dios es el que tiene el cetro, y de tal manera la autoridad y el mando están inseparablemente unidos a su naturaleza, que, si no es el dueño, deja al instante de ser, y perece.

Y, aunque hay otros afectos sobrenaturales en el alma, como el temor, la piedad, la fuerza, la esperanza, sin embargo el amor divino es el dueño, el heredero y el superior, ya que en su favor ha sido el cielo prometido al hombre. La salvación se muestra a la fe, es preparada por la esperanza, pero sólo se da a la caridad. 

La fe muestra el camino hacia la tierra prometida, como una columna formada de fuego y nubes, es decir, clara y obscura; la esperanza nos alimenta con la suavidad del maná; pero la caridad nos introduce en ella, como arca de la alianza, que nos abre el paso del Jordán, es decir, del juicio, y que permanecerá en medio del pueblo, en la tierra celestial prometida a los verdaderos israelitas, donde la columna de la fe ya no sirve de guía, ni de alimento al maná de la esperanza.

El santo amor establece su morada en la más alta y encumbrada región del espíritu, donde hace sus sacrificios y sus holocaustos a la divinidad, tal como Abraham hizo el suyo, y de la misma manera que Nuestro Señor se inmoló sobre el Calvario, para que, desde un lugar tan elevado sea visto y oído por su pueblo, es decir, por todas las facultades y afectos del alma, que él gobierna con una dulzura sin igual; porque el amor no tiene forzados ni esclavos, sino que reduce todas las cosas a su obediencia con una fuerza tan deliciosa que, así como nada es tan fuerte como el amor, nada es tan amable como su fuerza.

Las virtudes están en el alma para moderar sus movimientos, y la caridad, como la primera entre todas las virtudes, las rige y las templa todas, no sólo porque el primer ser, en cada una de las especies, es la regla y la medida de todos los demás, sino también porque, habiendo Dios creado el hombre a su imagen y semejanza, quiere que, como en él, todo esté ordenado por el amor y para el amor.

La voluntad, al darse cuenta del bien y al sentirlo, por medio del entendimiento, que se lo presenta, experimenta en seguida una complacencia y un deleite en este hallazgo, que la mueve y la inclina, suave, pero fuertemente, hacia este objeto amable, para unirse con él; y, para llegar a esta unión, la impele a buscar todos los medios que son más a propósito.

Luego la voluntad tiene una conveniencia estrechísima con el bien; esta conveniencia produce la complacencia, que la voluntad siente cuando advierte la presencia del bien; esta complacencia mueve e impele a la voluntad al bien; este movimiento tiende a la unión, y, finalmente, la voluntad movida e inclinada a la unión, busca todos los medios que se requieren para llegar a ella.

Es cierto que, hablando en general, el amor abarca, a la vez, todo lo que acabamos de decir, como un frondoso árbol, que tiene por raíz la conveniencia de la voluntad con respeto al bien; por pie la complacencia; por tallo el movimiento; por ramas las indagaciones, las pesquisas, pero cuyo fruto es el gozo y la unión. 

El amor, pues, parece que está compuesto de estas cinco partes principales, bajo las cuales se contienen otras muchas más pequeñas, según iremos viendo en el decurso de este tratado.

La complacencia y el movimiento o vuelo de la voluntad hacia la cosa amable, es, propiamente hablando, el amor; de suerte, que la complacencia no es más que el comienzo del amor, y el movimiento o vuelo del corazón, que de ella se sigue, es el verdadero amor esencial. 

Pueden ambos recibir de verdad el nombre de amor, pero de una manera diversa; porque, así como el alba del día puede llamarse día, también esta primera complacencia del corazón, en la cosa amada, puede llamarse amor; porque es el primer amago del amor. Mas así como el verdadero día se pone el sol, de la misma manera, la verdadera esencia del amor consiste en el movimiento y el vuelo del corazón, que sigue inmediatamente a la complacencia y termina en la unión.

La complacencia es la primera sacudida o la primera emoción que el bien produce en la voluntad, y esta emoción anda seguida del movimiento, por el cual la voluntad camina y se acerca al objeto amado, en lo cual consiste propiamente el verdadero amor. En otras palabras, la complacencia es el despertar del corazón; el amor es la acción.

Por esta causa, este movimiento nacido de la complacencia subsiste hasta llegar a la unión y al gozo. Por lo que, cuando mira al bien presente, no hace más que impeler el corazón, apremiarle, unir-lo y aplicarlo a la cosa amada, de la cual llega a gozar por este medio; y entonces se llama amor de complacencia, porque, luego que ha nacido de la primera complacencia, se termina en la segunda, que siente cuando se une con el objeto presente.

Mas, cuando el bien hacia el cual el corazón se inclina es un bien ausente o futuro, o cuando la unión no puede realizarse con la perfección deseada, entonces el movimiento del amor, por el cual el corazón tiende, se dirige y aspira a este objeto ausente, se llama propiamente deseo; porque el deseo no es más que el apetito, la codicia, la avidez de las cosas que no tenemos y que, a pesar de todo, de-seamos tener.

Existen, además de éstos, otros movimientos amorosos, por los cuales deseamos cosas que no esperamos ni pretendemos, los cuales, según me parece, pueden propiamente llamarse aspiraciones; y, de hecho, tales afectos no se expresan como los verdaderos deseos, porque, cuando manifestamos nuestros deseos, decimos: quiero; más cuando manifestamos nuestros deseos imperfectos, decimos: desearía o quisiera.

Estos anhelos o veleidades no son sino como una miniatura del amor, que puede llamarse amor de aprobación, porque, sin ninguna pretensión, el alma se complace en el bien que conoce, y, no pudiéndolo desear de hecho, protesta que de buen grado lo desearía, y reconoce que es verdaderamente apetecible.
Hay deseos y aspiraciones que todavía son más imperfectos que los que acabamos de mencionar, porque su movimiento no se detiene entre la imposibilidad o extrema dificultad de conseguir el objeto, sino ante la sola incompatibilidad del deseo con otros deseos o quereres más poderosos.

Y estas aspiraciones que son contenidas no por la imposibilidad, sino por su incompatibilidad con otros más poderosos deseos, son quereres y deseos, pero vanos, ahogados e inútiles. Cuando apetecemos cosas imposibles, decimos: quiero, pero no puedo; cuando apetecemos cosas posibles, decimos: apetezco, pero no quiero.

El hombre por la facultad afectiva, que llamamos voluntad, tiende hacia el bien y se complace en él, y guarda, con respecto a él esta gran conveniencia, que es la fuente y el origen del amor. Ahora bien, no están, en manera alguna, en lo cierto los que creen que la semejanza es la única conveniencia que produce el amor. Porque, ¿quién ignora que los ancianos más cuerdos aman tiernamente y quieren a los niños, y son recíprocamente amados por ellos?

Porque, algunas veces, prende más fuertemente entre personas de cualidades contrarias, que entre las que son más parecidas. Luego, la conveniencia, que es causa del amor, no consiste siempre en la semejanza, sino en la proporción, en la relación y en la correspondencia a los niños no por pura simpatía, sino porque la extrema simplicidad, flaqueza y ternura de éstos realza y pone más de manifiesto la prudencia y el aplomo de aquellos, y esta desemejanza es precisamente lo que agrada; y los niños, a su vez, aman a los viejos, porque se ven acariciados y cuidados por ellos, y porque merced a un secreto sentimiento, conocen que tienen necesidad de su dirección. 

Así el amor no nace siempre de la semejanza y de la simpatía, sino de la correspondencia y proporción, la cual consiste en que, por la unión, pueden las cosas mutuamente perfeccionarse y mejorarse.

Pero, cuando a esta recíproca correspondencia se junta la semejanza, el amor que entonces se engendra es sin duda más patente; porque, siendo la semejanza la imagen de la unidad, cuando dos cosas semejantes se unen por correspondencia respecto a un mismo fin, es más bien unidad que unión lo que se produce.

Luego, la conveniencia del amante con la cosa amada es la primera fuente del amor, y esta conveniencia consiste en la correspondencia, la cual no es otra cosa que la mutua relación que hace a las cosas aptas para unirse, para comunicarse alguna perfección. Pero esto se entenderá mejor en el decurso de este tratado.

El gran Salomón describe con un aire deliciosamente admirable los amores del Salvador y del alma devota, en aquella obra divina que, por su exquisita dulzura, se llama Cantar de los Cantares. Y, para elevarnos más dulcemente a la consideración de este amor espiritual, que es práctica entre Dios y nosotros, por la correspondencia de los movimientos de nuestros corazones con las inspiraciones de su divina majestad, se vale de una continua representación de los amores entre un casto pastor y una honesta pastora. Ahora bien, haciendo que la esposa hable la primera, como sobrecogida por cierta sorpresa de amor, pone, ante todo, en sus labios este suspiro: Reciba yo un ósculo de su boca.

En todos los tiempos y entre los hombres más santos del mundo, ha sido el beso la señal del afecto y del amor, y así se practicó entre los primeros cristianos como lo testifica San Pablo cuando dice a los romanos y a los corintios: Saludaos mutuamente, los unos a los otros con el ósculo santo. 

Y, como creen muchos, Judas, para dar a conocer a Nuestro Señor, empleó el beso porque este divino Salvador besaba ordinariamente a sus discípulos cuando se encontraba con ellos; y no sólo a sus discípulos, sino también a los niños, a los cuales tomaba amorosamente en sus brazos, como ocurrió con aquel del cual sacó la comparación para invitar tan solemnemente a los discípulos a la caridad del prójimo. Muchos presumen que este niño fue San Marcial, según dice el obispo Jansenius.

Siendo, pues, el beso la señal viva de la unión de los corazones, la esposa que no desea, en to-das sus pretensiones, otra cosa que unirse con su amado, exclama: Reciba yo un ósculo de su boca; como si dijera: ¿Cuándo será que yo derramaré mi alma en su corazón y que Él derramará su corazón en mi alma, para que así, felizmente unidos, vivamos inseparables?

Cuando el Espíritu divino quiere hablar de un amor humano, emplea siempre palabras que ex-presan unión y consorcio. En la multitud de los creyentes, dice San Lucas, no había más que un sólo corazón y una sola alma. Nuestro Señor rogó al Padre por todos los fieles, para que fuesen todos una misma cosa8. San Pablo nos advierte que seamos celosos de conservar la unidad de espíritu por la unión de la paz.

 Estas uniones de corazón, de alma y de espíritu significan 
la perfección del amor. 

que funde muchas almas en una sola. Es en este sentido que se dice que el alma de Jonatás estaba adherida al alma de David, es decir, según añade la Escritura, amó a David como a su propia alma.

 Luego el fin del amor no es otro que la unión 
del amante con la cosa amada.

Que tal a todos nos suceda y Dios a ello nos ayude”.

al copiar este artículo favor conservar
o citar la Fuente:
www.iterindeo.blogspot.com