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miércoles, 12 de octubre de 2011

Los consagrados al diablo son como sus soldados, así como los confirmados son soldados de Cristo



INFLUENCIA MALÉFICA

 La influencia del maligno sobre las almas puede ser a través
de tentaciones, con las cuales las induce al pecado. También puede
ser con obsesiones, que son impulsos casi irresistibles o
inclinaciones impulsivas, por ejemplo al suicidio, al sexo, a
blasfemar, a la ira, a la desesperación... La obsesión es como una
tentación muy fuerte, pero no pasajera, sino permanente. En
cambio, la opresión diabólica es la acción de Satanás sobre los
cuerpos o las cosas. Por ejemplo, en el caso de ciertas
enfermedades raras que no tienen ninguna explicación médica o
ciertas cosas producidas por los malos espíritus como voces, luces
que se apagan, ruidos extraños, etc. También en algunos casos,
poco frecuentes, se puede dar la posesión diabólica.

Muchas veces, el diablo ejerce su influencia a través de
aquellos que lo siguen de cerca, especialmente de quienes lo
adoran como a un dios. Su poder se manifiesta, a veces, por medio
de brujos o hechiceros, que se han entregado a él en cuerpo y
alma, e incluso han hecho un pacto diabólico con él firmado con su
propia sangre.


Recuerdo lo que nos contaba el Padre Carlos Alonso. Un día,
en sus correrías misionales, llegó a unas cuevas de la Provincia de
Chota (Perú) y encontró en el suelo un papel escrito con sangre,
que era precisamente un pacto con el demonio. ¿Quién lo había
escrito? ¿Qué pediría a cambio? Estos pobres hombres le entregan
su alma para siempre a cambio de algunos favores durante los años
de su vida. ¿Valdrá la pena?


Los consagrados al diablo son como sus soldados, así como
los confirmados son soldados de Cristo. Muchos trabajan en grupos
organizados, en sectas satánicas, que se reúnen los fines de
semana para adorar a Satanás. Con frecuencia, le piden al diablo
que haga daño a tales o cuales personas o hacen maleficios con el
poder demoníaco. Algunos de estos seguidores del maligno le
ofrecen sus propios hijos, que desde su más tierna infancia, quedan
bajo su influencia maléfica. Sin embargo, no hay que olvidar que
Satán es una criatura de Dios y que su poder es limitado, solamente
obra hasta donde Dios se lo permite; de otro modo, mataría a todos
los buenos del mundo. Nosotros tenemos medios suficientes para
defendernos de Él y vivir tranquilos y en paz. Sin embargo,
debemos reconocer que todos los males y sufrimientos de la

humanidad tienen, de alguna manera, su origen en el poder del
maligno, desde nuestros primeros padres hasta las guerras y
conflictos familiares o personales.


Hace pocos años, 7 delincuentes bien armados, asaltaron
nuestra Casa Noviciado de Pachacámac y ataron a los siete
novicios, a los dos sacerdotes y al cocinero durante varias horas. El
jefe de ellos, cuando entró en la capilla y vio el gran crucifijo que la
preside, le dijo en alta voz: "Tú eres bueno, pero yo soy malo".
Podemos preguntarnos: ¿Por qué no quería ser bueno? ¿Por qué
continuaba en su mal camino? ¿Por qué seguía las instigaciones
del maligno? ¡Misterio de la libertad humana!


De hecho, la influencia real y oculta se da a todo nivel: en las
naciones, instituciones, familias... a nivel nacional e internacional.
En política vemos cuánta mentira y sed de poder, que no son
precisamente de Dios. En el arte, vemos también su influencia en
los desnudos frecuentes, manifestaciones inmorales y pornográficas
en revistas, videos, televisión, cine... y no hablemos de ciertas
músicas rock o bailes indecentes, lo mismo que en las modas.
¡Cuánta indecencia en el vestir! ¡Cuánta mentira y violencia e
inmoralidad en la sociedad! Los medios de comunicación, muchas
veces, fomentan actitudes anticristianas como la homosexualidad,
el adulterio o las relaciones prematrimoniales como si fueran
aceptables y normales, etc.


Por otra parte, estamos rodeados de infinidad de sectas que,
por doquier, van confundiendo el bien con el mal, la verdad con el
error. Y muchos incautos caen fácilmente en sus redes. Y no
digamos con qué facilidad se cree en los horóscopos, en la
adivinación, en el espiritismo o en las famosas profecías de
Nostradamus o de San Malaquías, como si fueran Palabra de Dios.
De hecho, todos los pecados personales son, de algún modo, una
puerta de entrada al poder del diablo en nuestra vida. Pero hay
algunos pecados como el odio, la soberbia, la desesperación... que
nos lanzan a los brazos de Satanás.


Ha habido hombres que han sido especialmente influenciados
por él. Por ejemplo, Stalin, del que decía su hija Svetlana: "Mi padre
estaba poseído por un terrible demonio. Él consideraba la bondad y
la misericordia peores que un gran delito". Hitler, decía el general

Jodl en el proceso de Nuremberg: "Era un gran hombre, pero un
gran hombre infernal".


Las purgas de Stalin, el holocausto de seis millones de judíos
organizado por Hitler y sus seguidores, el holocausto de 60 millones
de abortos anuales, los asesinatos de Polpot, Mao Tse Tung o
Lenin... las limpiezas étnicas, los narcotraficantes o los terroristas
que matan sin piedad... son claros ejemplos de la influencia del
maligno en el mundo.


¿Luchas tú contra el poder del mal en el mundo?
¿Trabajas por un mundo mejor?


BÚSQUEDA DE PODERES SUPERIORES

El poder y la influencia del maligno se manifiesta, de modo
especial, en los grupos ocultistas, que buscan poderes superiores
por medio de seres superiores. Y caen muy fácilmente en la magia,
hechicería, espiritismo, adivinación, etc. Son grupos que tratan de
llenar el vacío de Dios en tantos contemporáneos nuestros, que ya
no quieren creer en la religión tradicional y buscan nuevas
experiencias o revelaciones. Buscan gurús extraños y profetas en
cualquier sitio y van de secta en secta, buscando la verdad y la
felicidad. Muchos son sinceros, pero caen en las redes del error sin
discernir la verdad de la mentira. Cuando se dan cuenta, quizás sea
ya demasiado tarde y habrán podido caer en graves problemas de
salud, sobre todo, mental.


Muchas de estas sectas tienen una influencia nefasta sobre el
adepto: lo separan de la familia, le exigen dinero, y viven en
comunidades, donde el jefe tiene control absoluto de sus personas
y de sus actos, pues deben obedecer sin condiciones.

Ahora bien, no todos los grupos, que buscan la superación
personal, son igualmente nefastos. Esto no se puede decir, en
principio, del yoga o del zen ni de la radiestesia ni del magnetismo
que pueden tener ciertas personas para transmitir energía y curar; o
la capacidad natural de telepatía o de otros dones extraordinarios,
que poseen ciertas personas o los curanderos estrictamente
naturistas, que curan por medio de la medicina natural. Sin

embargo, el yoga, el zen y otras meditaciones orientales nos
pueden llevar a creer en la reencarnación y otras ideas
anticristianas.


Nos pueden encerrar en nosotros mismos, buscando
a Dios y la paz interior por nosotros mismos, cuando sabemos que
la verdadera paz es un don de Dios y nos abre a los demás.

Pero hay sectas que, de entrada, prometen a los alumnos
estados superiores de conciencia y poderes excepcionales de visión
a distancia, viajes astrales, etc. Es preocupante a este respecto la
Meditación transcendental, que parece en principio una técnica de
relajación, pero que propone, como reclamo, la adquisición de
poderes de invisibilidad y levitación entre otros. También se
prometen poderes en los cursos de los rosacruces AMORC y en
otros grupos de desarrollo potencial humano. Muchos de estos
grupos, por supuesto, creen también en la reencarnación.

Nombraremos algunos grupos anticristianos que nos alejan de
Dios: Cienciología, Sofrología, Escuela Arica, Bioenergía, grupo del
Biofeedback, de Dinámica mental, de Actualismo, Instituto de
expansión psicofísica de Janov, Meditación transcendental,
Rosacruces, Nueva Acrópolis, Ananda Marga, Teosofía, Nueva
Era...


a) Nueva Era

Un grupo especialmente malo es el grupo de la Nueva Era
(New Age). Es una corriente cultural de corte esotérico, ocultista y
satánico. No es propiamente una religión. No tiene fundador
reconocido ni libro sagrado ni estructura jerárquica ni dogmas.
Hablan de los ángeles caídos, demonios, como si fueran buenos.
Quieren llegar a la plenitud y ser superhombres sin Dios. Para ellos,
Dios no es una persona, sino una energía cósmica. Quieren
desarrollar todas las potencialidades del ser humano, pero para ello
se sirven de cosas como la reencarnación, viajes astrales, alquimia,
chamanismo, hipnosis, ovnis, astrología, numerología, cartomancia,
uso de cristales y pirámides, etc. Según ellos, Jesucristo es
simplemente un maestro, al igual que Buda o Mahoma, que tuvo su
influencia en la Era de Piscis, pero que no la tendrá en la NUEVA
ERA, la Era de Acuario.


Muchos católicos se han alejado de Dios y de su fe por haber
aceptado esta filosofía anticristiana. Según Kathleen Howley en su
libro “The long journey out of Witchcraft”, en los últimos años los
magos de Nueva York han subido de 2,500 a 10,000, la mayor parte
por haberse iniciado en la Nueva Era (New Age).


Buscan alcanzar estados de conciencia superiores, que
consideran como estados de unión con Dios, pero son inducidos por
autogestión e, incluso, a veces, con el uso de drogas. Quieren una
“espiritualidad” sin normas morales ni verdades definidas. Para
ellos, la Moral es relativa. Es bueno lo que nos hace sentir bien. Si
uno escoge ser homosexual o la promiscuidad sexual o el uso de
drogas... será bueno para él, si lo hace por amor y sin hacer daño a
nadie. También hablan de extraterrestres, que vendrán a salvar a
los elegidos de la tierra.


Como vemos, es un grupo totalmente anticristiano, que hay
que rechazar sin paliativos ni concesiones. También tiene mucho en
común con la masonería y buscan, como ella, tener una creencia
mundial y un gobierno mundial en la Nueva Era de Acuario, sin
aceptar ninguna Revelación o ayuda divina, sino con las solas
fuerzas humanas.


b) La Masonería

La masonería es una sociedad secreta que parte del principio
de la soberanía absoluta de la razón, de modo que sólo podemos
creer lo que conocemos por la razón. Se niegan, por tanto, las
verdades reveladas y se fomenta así el indiferentismo religioso;
pues, para ellos, todas las religiones son iguales y debería
suprimirse toda religión organizada, bastando solamente la creencia
en un Dios, gran arquitecto del Universo, abstracto y poco personal.

Ellos hablan mucho del naturalismo, vivir conforme a la
naturaleza, esto significa seguir los instintos naturales. Se debe
suprimir toda enseñanza religiosa y los colegios particulares... El
matrimonio, según ellos, es solo un contrato jurídico y no un
sacramento... La moral no está relacionada con ninguna religión,
sino en el seguimiento de las leyes naturales. Fomentan el divorcio,
el aborto, la libertad total de conciencia para obrar. Y, por otra parte,

buscan el conocimiento de la verdad para ser superiores; sin
embargo, a los cojos o minusválidos no los aceptan ni tampoco a
las mujeres, como si no tuvieran derecho a realizarse como seres
superiores.


Algunos católicos no ven contradicción entre su fe y su
pertenencia a la masonería. Esto se debe, en parte, a que no
conocen todo lo que esta organización va descubriendo a sus
adeptos sólo poco a poco y también a que no están adecuadamente
formados en la doctrina cristiana. Apoyar consignas, que emanan
de centros escondidos y anónimos y cuyos alcances y propósitos
últimos no pueden calibrar, los expone a encontrarse, sin saberlo,
combatiendo y obstaculizando la tarea salvadora de la Iglesia. Para
llegar a la plenitud personal, no sólo basta la buena voluntad ni las
verdades conocidas por la sola razón, Dios nos ha hablado y
debemos aceptar las verdades que nos ha enseñado y que nos
transmite la Iglesia.


Por eso, desde el siglo pasado, en que tanto atacaron a la
Iglesia, los Papas levantaron la voz de alerta contra esta sociedad
secreta, donde el secreto masónico es uno de sus principios
fundamentales. Ha sido condenada en las encíclicas de León XIII
"Humanum genus" y "Praeclara gratulationis". Y los últimos Papas
han recordado a los católicos que ser católico y masón es
irreconciliable. Por eso, "los fieles que pertenezcan a asociaciones
masónicas se hallan en estado de pecado grave y no pueden
acercarse a la santa comunión" (Congregación para la Doctrina de
la fe, 4-12-1983).


¿Conoces algún masón entre tus amigos y
familiares?

¿Por qué no les avisas de que no pueden comulgar y
que están en pecado grave?

LA ADIVINACIÓN

Es otro de los medios a través de los cuales el diablo puede
entrar en nuestra vida, mediante el deseo de conocer el futuro y

llevarnos así a consultar a tantos "profetas" y "visionarios", que
existen en todos los países, incluso los llamados "civilizados". Las
técnicas adivinatorias son muchas. La cartomancia, por medio de
cartas; la oniromancia, a través de los sueños; la quiromancia, por
las líneas de la mano; a través de los posos del café, de manchas
de tinta, del fuego, de las brasas, de la bola de cristal y, por
supuesto, la astrología, la numerología, la grafología, etc.

La astrología trata de interpretar las influencias astrales sobre
las personas y cosas, como si el futuro estuviera escrito de
antemano en la mecánica astral. Muchos ignorantes actuales creen
en los horóscopos como si fueran Palabra de Dios. No se dan
cuenta de que los que escriben los horóscopos lo hacen para todos
y no sólo para él y que, por el hecho de que dos personas sean del
mismo signo, no necesariamente deben tener los mismos
problemas y las mismas soluciones. Con frecuencia, hay quienes
escriben a los redactores de los horóscopos para pedirles consejo
sobre su futuro: elección de pareja, negocios, hijos, etc.,
olvidándose de confiar en Dios y en su Providencia. Al hacer caso a
lo que ese redactor les diga, pueden estar condicionando su futuro
negativamente, porque si les dice que se van a casar con un
millonario, despreciarán a quienes con buenas intenciones se
acerquen a ellos, porque no son los que el "destino" les depara,
rechazando el plan de Dios y quizás esperando indefinidamente al
ideal de sus sueños, en el que un adivino les hizo soñar.


Hay quienes planifican la concepción de sus hijos para
hacerlos nacer bajo el signo de Piscis o Acuario, para que tenga
tales o cuales cualidades y un destino mejor, como si nuestro
destino estuviera escrito en las estrellas. En este caso, cuando uno
llega a creer que su destino está escrito en alguna parte, parece
que se siente dispensado de preocuparse de su existencia y de
buscar, muchas veces, con trabajo, su camino, porque ya todo está
hecho y predestinado. Lo cual va en contra de la fe en Dios y en la
responsabilidad y libertad personal que Dios nos da para forjar
nuestro destino.


Otros buscan ovnis y extraterrestres para que vengan a
salvarlos de los problemas de la tierra y convertirse en seres
superiores. De esta manera, su deseo de Dios y su anhelo de

seguridad lo proyectan en otros que, precisamente, los alejan de Él.
Pero ¿qué dice Dios sobre todo esto?


"Que se presenten y te salven los que describen los cielos, los
que observan las estrellas y hacen saber en cada mes lo que te
sucederá" (Is 47,13). "No ha de haber en ti nadie que practique la
adivinación, hechicerías o magia; ningún encantador ni consultor de
espectros ni adivino ni evocador de muertos. Es abominación para
Dios todo esto" (Dt 18,10-11). El nuevo Catecismo de la Iglesia dice:


"Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a
Satán o a los demonios, la evocación de los muertos y otras
prácticas que, equivocadamente, se supone "desvelan" el porvenir.
La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la
interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión,
el recurso a "mediums"... están en contradicción con el honor y
respeto mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a
Dios" (Cat 2116). Además, con relación a la astrología, debemos
anotar que se basa en la creencia errónea de que la Tierra es el
centro del Universo y está rodeada de 12 constelaciones, que dan
origen a los signos del Zodiaco. Pero la ciencia de la astronomía
moderna ha descubierto que no son doce las constelaciones, sino
catorce, lo que hace que todos los cálculos de los signos zodiacales
estén equivocados.


¿Alguna vez has acudido a los que leen las cartas?

¿Has creído en los horóscopos? ¿Por qué no confías
un poco más en Dios, que es tu Padre del cielo?

EL ESPIRITISMO

Es otra forma de adivinación. Es la comunicación con los
espíritus de los difuntos para conocer cosas secretas. Es el deseo
de saber cosas del más allá o de acontecimientos futuros a través
de los difuntos, que pueden ser familiares fallecidos hace poco. Se
llama también evocación de muertos o nigromancia (conocimiento
por medio de los muertos) y es tan antigua como el mundo. Algunos
se comunican por medio de la "copa" o del "vaso parlante" (ouija) o
a través de mediums o por mesas giratorias o de la escritura
automática. El espiritismo es anticristiano, porque trata de conocer

secretos o el futuro por medio de los difuntos, al margen de Dios.
Otra cosa muy distinta es pedir por los difuntos para que sean
purificados. "Ya que es cosa santa y piadosa orar por los difuntos
para que sean liberados del pecado" (2 Mac 12,46).


Algo especialmente grave es el espiritismo a través de
mediums. El diablo puede manifestarse a través del medium y
engañar, porque es el "padre de la mentira". Además, los médicos
hace mucho tiempo que han dado la voz de alarma sobre los
problemas de salud mental ocasionados a todos los que lo
practican. Los mediums, al echarse pasivamente a un lado ante la
personalidad del hipnotizador, debilitan sus defensas y su voluntad.

A este respecto, la experiencia es madre de la ciencia. En
tiempos del fervor espiritista, en 1855, la cuarta parte de los cientos
de dementes del hospital de Zurich (Suiza) eran espiritistas y las
dos quintas partes del asilo de Gand. Incluso, los espectadores no
están protegidos contra el contagio, sobre todo, cuando tienen
problemas personales.


Especialmente grave es el vudú, de origen africano, más común en Brasil, conocido como Umbanda o
Macumba, que se hace por medio de danzas hasta llegar al trance.

Allan Kardec, fundador del moderno espiritismo, en su escrito
"Libro de los espíritus", lo presenta como si fuera una especie de
revelación, que le dan los espíritus, y en sus 1,019 preguntas y
respuestas, desarrolla una especie de religión. Para él
la encarnación es un elemento esencial, niega la divinidad de
Jesucristo y puntos esenciales de nuestra fe católica.


Por esto, la Iglesia lo ha prohibido. La Congregación para la
doctrina de la fe determinó claramente que "no está permitido
participar con medium o sin él, empleando hipnotismo o no, en
reuniones o manifestaciones espiritistas, aun cuando presenten una
apariencia honesta y piadosa, lo mismo si se interroga a las almas
o espíritus que si se escuchan las respuestas dadas, lo mismo que
se conforme con observar como que se proteste tácita o
expresamente que no se quiere tener relación alguna con los
espíritus" (1-6-1917). "El espiritismo implica con frecuencia
prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso, la Iglesia advierte a los
fieles que se guarden de él" (Cat 2117).



Además, el espiritismo está fuertemente reprobado en la
Biblia: "No acudáis a los que evocan a los muertos ni a los adivinos
ni los consultéis para no mancharos con su trato... ni practicaréis la
adivinación ni la magia" (Lev 19,26.31). "Si alguno acude a los que
evocan a los muertos y a los que adivinan, yo me volveré contra
ellos y los exterminaré de en medio del pueblo" (Lev 20,6). "Todo
hombre o mujer, que evoque a los muertos y se dé a la adivinación,
será muerto, lapidado" (Lev 20,26).


Con relación a la ouija, que muchos jovencitos practican como
un pasatiempo o un juego inocente, diremos que la ouija no es
juego inocente, sino muy peligroso y no se puede jugar con el
diablo, aunque uno crea que lo hace con espíritus buenos de
familiares difuntos. Dice Christopher Neil en su libro "Los
exorcistas": "Conozco el caso de un joven cuya vida quedó
destrozada después de haber jugado a la ouija... Conozco el caso
de una colegiala que jugaba con sus compañeras de colegio. El
espíritu de un profesor, fallecido recientemente, le habló y le dijo
que moriría en un accidente de aviación. Lo trágico fue que tenía
que tomar un avión para ir a visitar a sus padres. Como es natural,
estaba aterrorizada, pero después de haber orado por ella, perdió el
miedo y tomó el avión sin que ocurriese percance alguno. Otro caso
es el de una chica, de origen judío, que había participado en una
sesión a la edad de doce años. Ello le afectó profundamente a
través de pesadillas sobre espíritus de difuntos durante más de dos
años hasta que la oración la curó".


¿Has practicado tú alguna vez la ouija? ¿Has
acudido a espíritus o espiritistas para pedir curación
o información? ¿Por qué no acudes a Dios y haces
más oración?


SUPERSTICIONES

"La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de
las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que
damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una
importancia, de algún modo mágica, a ciertas prácticas por otra
parte legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola

materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales,
prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en
la superstición" (Cat 2111).


Por ejemplo, las llamadas cadenas de oración a San Judas
Tadeo o a otros santos. Se deben escribir 81 copias y dejar nueve
copias en nueve iglesias. Se pide una gracia y a los nueve días,
dicen, será concedida. Como si Dios actuara como un robot
automático, sólo por haber escrito 81 cartas de oración. Dice más o
menos así: "El Sr. X hizo las copias y las envió. A los nueve días
ganaba la lotería. La Sra. H la rompió y murió al mes siguiente. La
Srta. Z la dejó de lado y perdió su empleo. Pero después la envió y
fue nombrada jefa de sección. No detenga la cadena, pues le
acarraría algún mal. Ruegue a San Judas Tadeo o a San Antonio...
Rece diez Avemarías y recibirá la gracia a los nueve días". Esto es
terrorismo espiritual.


No hay que actuar por miedo, sino por amor. Otras
supersticiones se refieren a buscar la buena suerte y obtener
beneficios o evitar problemas, prescindiendo de Dios. Hay quienes
colocan un zapato en sus coches o llevan una uña de león, un
diente de zorra, una moneda, un colmillo de elefante en miniatura...
Hay cantantes que para salir a cantar deben ir con calcetines de
distinto color. Hay quienes tienen miedo al número 13, al domingo
siete, al martes 13, a pasar debajo de una escalera o a romper un
espejo, porque les traerá mala suerte. En cambio, si el día de Año
Nuevo salen a dar una vuelta con una maleta, van a poder viajar
ese año; si llevan prendas interiores amarillas ese día o colocan una
herradura en sus casas, van a tener suerte y van a estar protegidos.
Y Dios, nuestro Padre ¿dónde queda? ¿Acaso no creemos en Él o
nos olvidamos de que todo está en sus manos divinas y amorosas?

La superstición se basa en el miedo. Algunos se creen
rodeados de fuerzas enemigas y quieren controlarlas, amansarlas
o, al menos, no irritarlas. Por eso, procuran evitar sentarse trece a
la mesa o "tocan madera" para que no les suceda algo malo. Pero
no somos juguetes de un destino anónimo, ciego o caprichoso, Dios
nos ama y como dice Jesús: "No tengas miedo, solamente confía
en Mí" (Mc 5,36). "Buscad primero el reino de Dios y su justicia y
todo lo demás se os dará por añadidura" (Lc 12,29-31).


 "Hasta los pelos de la cabeza los tiene contados. No tengáis miedo" (Lc 12,7).

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