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miércoles, 5 de octubre de 2011

5 de octubre de 1938, la devoción a la Divina Misericordia,



 (Santa) María Faustina del Santísimo Sacramento, de la Congregación de la Madre de Dios de la Misericordia, de Cracovia, Polonia, lo escribió por orden de su Director
Espiritual, el rev. P. Miguel Popocko, queriendo además cumplir y obedecer la voluntad de Jesús:

Hija Mía, se diligente en apuntar cada frase que te digo sobre Mi misericordia porque están destinadas para un gran número de almas que sacaran provecho de ellas (Diario, 1142).
Su misión era transmitir lo que quería Nuestro Señor, es decir que todo el Mundo conociera la Misericordia de Dios. Su Diario es un impresionante relato de las ascensiones y de la oscuridad
del alma, es un testimonio de una fe difícil e inquebrantable. Es, ante todo, un testimonio de la confianza total s la infinita misericordia de Cristo.

El Diario está contenido en seis cuadernos. Sor Faustina escribía como pensaba y como
hablaba. Cada frase es una fuente de conocimiento divino.

En 1980, el Santo Padre Juan Pablo II, dedicó a la Divina Misericordia su segunda encíclica:
Rico En misericordia. Sería muy de desear su estudio detallado para indicar los puntos de contacto
entre el Diario de Sor Faustina y la mencionada encíclica. Los puntos de contacto son seguramente
numerosos porque se inspiran en la misma fuente, es decir, la revelación de Dios y las enseñanzas de
Cristo.

Ahora un poco de la historia de la devoción a la Divina Misericordia. Sor Faustina en su
Diario escribió:
“Oh Dios mío, Amor mío, porque sé que en el momento de la muerte empezará mi
misión” (#1729).

 Pues, así fue. Después de su muerte, el 5 de octubre de 1938, la devoción a la
Divina Misericordia, aunque con muchas dificultades, se ha propagado por todo el mundo como “un
incendio”. La confianza a la Divina Misericordia fue transmitida a los Estados Unidos por el rev. P.
José Jarzebowski, de la Congregación de los Padres marianos de la Inmaculada Concepción de la
Santísima Virgen María. El supo del Mensaje de la Divina Misericordia gracias al confesor de Sor
Faustina, el Rev. P. Miguel Sopocko. Después de su milagrosa liberación de manos de los
hitlerianos y los rusos, pasando por el Lejano Oriente, en 1941 vino a los Estados Unidos. El Rev. P.
José animó a sus hermanos de la futura Provincia de San Estanislao Kostka, a propagar el Mensaje
de la Divina Misericordia. En poco tiempo, la devoción a la Divina Misericordia llegó a México
junto con el Rev. P. Jarzebowski.

Link donde podra encontrar el Libro completo en docomento Docs.





 

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