"Por la noche, al entrar en la pequeña capilla, oí en el alma estas palabras:
Hija Mía, considera estas palabras:
“Y sumido en la
angustia, oraba mas tiempo.”
Cuando empecé a reflexionar mas profundamente sobre ellas, mucha luz me ilumino que de tal fatigosa oración depende a veces nuestra salvación."
Cuando empecé a reflexionar mas profundamente sobre ellas, mucha luz me ilumino que de tal fatigosa oración depende a veces nuestra salvación."
(Diario 157)
"...En aquel momento mi mente fue iluminada de modo singular.
Delante de los ojos de mi alma pasó una visión, como aquella que el Señor Jesús tuvo en el Huerto de los Olivos.
Primero los sufrimientos físicos y todas las circunstancias que los aumentan; los sufrimientos espirituales en toda su extensión y los de los cuales nadie sabrá.
En aquella visión entra todo: sospechas injustas, pérdida del propio buen nombre. He descrito eso de modo resumido, pero el conocimiento de eso fue tan claro que lo que viví después no difería en nada de lo que conocí en aquel momento.
Mi nombre debe ser “victima”. Cuando la visión terminó, un sudor frió fluyó por mi frente." (D. 135)
"...En aquel momento mi mente fue iluminada de modo singular.
Delante de los ojos de mi alma pasó una visión, como aquella que el Señor Jesús tuvo en el Huerto de los Olivos.
Primero los sufrimientos físicos y todas las circunstancias que los aumentan; los sufrimientos espirituales en toda su extensión y los de los cuales nadie sabrá.
En aquella visión entra todo: sospechas injustas, pérdida del propio buen nombre. He descrito eso de modo resumido, pero el conocimiento de eso fue tan claro que lo que viví después no difería en nada de lo que conocí en aquel momento.
Mi nombre debe ser “victima”. Cuando la visión terminó, un sudor frió fluyó por mi frente." (D. 135)
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