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martes, 27 de septiembre de 2011

Homilía del Papa en la Misa en el aeropuerto de Friburgo

Me emociona celebrar aquí, una vez más, la Eucaristía, la Acción de Gracias, con tanta gente llegada de distintas partes de Alemania y de los países limítrofes. Dirijamos nuestro agradecimiento sobre todo a Dios, en el cual vivimos y nos movemos. También a todos vosotros por vuestra oración por el Sucesor de Pedro, para que siga ejerciendo su ministerio con alegría y esperanza confiada, confirmando a los hermanos en la fe.

"Oh Dios, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia…", hemos dicho en la oración colecta. En la primera lectura, hemos escuchado cómo Dios ha manifestado en la historia de Israel el poder de su misericordia. La experiencia del exilio en Babilonia había hecho caer al pueblo en una crisis de fe: ¿Por qué sobrevino esta calamidad? ¿Acaso Dios no era verdaderamente poderoso?

Ante todas las cosas terribles que suceden hoy en el mundo, hay teólogos que dicen que Dios no puede ser omnipotente. Frente a esto, profesamos nuestra fe en Dios Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Nos alegramos y agradecemos que Él sea todopoderoso. Pero, al mismo tiempo, debemos darnos cuenta de que Él ejerce su poder de manera distinta a como suelen hacer los hombres. Él mismo ha puesto un límite a su poder al reconocer la libertad de sus criaturas. Estamos alegres y agradecidos por el don de la libertad. Sin embargo, cuando vemos las cosas tremendas que suceden por su causa, nos asustamos. Confiemos en Dios, cuyo poder se manifiesta sobre todo en la misericordia y el perdón. Queridos hermanos, no dudemos de que Dios desea la salvación de su pueblo.

Desea nuestra salvación. Siempre, y sobre todo en los tiempos de peligro y de cambio radical, Él nos acompaña, su corazón se conmueve por nosotros, se inclina sobre nosotros. Para que el poder de su misericordia pueda alcanzar nuestros corazones, es necesario que nos abramos a Él, que estemos dispuestos a abandonar el mal, a superar la indiferencia y a dar cabida a su Palabra. Dios respeta nuestra libertad. No nos coacciona.

Jesús retoma en el Evangelio este tema fundamental de la predicación profética. Narra la parábola de los dos hijos enviados por el padre a trabajar en la viña. El primer hijo responde: "«No quiero». Pero después se arrepintió y fue" (Mt 21, 29). El otro, sin embargo, dijo al padre: "«Voy, señor». Pero no fue" (Mt 21, 30). A la pregunta de Jesús, sobre quién de los dos ha hecho la voluntad del padre, los que le escuchaban responden: "El primero" (Mt 21, 31). El mensaje de la parábola es claro: no cuentan las palabras, sino las obras, los hechos de conversión y de fe. Jesús dirige este mensaje a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, es decir, a los que entienden de religión en el pueblo de Israel. En un primer momento, ellos dicen "sí" a la voluntad de Dios, pero su religiosidad acaba siendo una rutina, y Dios ya no les inquieta. Por esto perciben el mensaje de Juan el Bautista y de Jesús como una molestia. Así, el Señor concluye su parábola con palabras drásticas: "Los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis" (Mt 21, 31-32).

Traducida al lenguaje de nuestro tiempo, la afirmación podría sonar más o menos así: los agnósticos que no encuentran paz por la cuestión de Dios; las personas que sufren a causa de nuestros pecados y tienen deseo de un corazón puro, están más cercanos al Reino de Dios que los fieles rutinarios, que ya solamente ven en la Iglesia el boato, sin que su corazón quede tocado por la fe.

De este modo, la palabra de Jesús nos debe hacer reflexionar, es más, nos debe impactar a todos. Sin embargo, esto no significa en modo alguno que todos los que viven en la Iglesia y trabajan en ella deban ser considerados alejados de Jesús y del Reino de Dios. No, absolutamente no. En este momento, más bien debemos dirigir una palabra de profundo agradecimiento a tantos colaboradores, empleados y voluntarios, sin los cuales sería impensable la vida en las parroquias y en toda la Iglesia. La Iglesia en Alemania tiene muchas instituciones sociales y caritativas, en las cuales el amor por el prójimo se lleva a cabo de una forma socialmente eficaz y que llega a los confines de la tierra. Quisiera expresar mi gratitud y aprecio a todos aquellos que colaboran en Caritas alemana o en otras organizaciones, o que generosamente ponen a disposición su tiempo y sus fuerzas para las tareas de voluntariado en la Iglesia. Este servicio requiere, ante todo, una competencia objetiva y profesional. Pero en el espíritu de la enseñanza de Jesús se necesita algo más: un corazón abierto, que se deja conmover por el amor de Cristo, y así presta al prójimo que nos necesita más que un servicio técnico: amor, con el que se muestra al otro el Dios que ama, Cristo. Entonces preguntémonos: ¿Cómo es mi relación personal con Dios, en la oración, en la participación a la Misa dominical, en la profundización de la fe mediante la meditación de la Sagrada Escritura y el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica? Queridos amigos, en último término, la renovación de la Iglesia puede llevarse a cabo solamente mediante la disponibilidad a la conversión y una fe renovada.

En el Evangelio de este domingo se habla de dos hijos, tras los cuales, está de modo misterioso un tercero. El primer hijo dice no, pero hace lo que se le ordena. El segundo dice sí, pero no cumple la voluntad del padre. El tercero dice "sí" y hace lo que se le ordena. Este tercer hijo es el Hijo unigénito de Dios, Jesucristo, que nos ha reunido a todos aquí. Jesús, entrando en el mundo, dijo: "He aquí que vengo… para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad" (Hb 10, 7). Este "sí", no solamente lo pronunció, sino que también lo cumplió. En el himno cristológico de la segunda lectura se dice: "El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte y una muerte de cruz" (Flp 2, 6-8). En la humildad y la obediencia, Jesús ha cumplido la voluntad del Padre, ha muerto en la cruz por sus hermanos y hermanas y nos ha redimido de nuestra soberbia y obstinación. Démosle gracias por su sacrificio, doblemos nuestra rodilla ante su Nombre y proclamemos junto con los discípulos de la primera generación: "Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre" (Flp 2, 10).

La vida cristiana debe medirse continuamente con Cristo: "Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús" (Flp 2, 5), escribe san Pablo en la introducción al himno cristológico. Algunos versículos antes, había exhortado: "Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir" (Flp 2, 1-2). Como Cristo estaba totalmente unido al Padre y le obedecía, así sus discípulos deben obedecer a Dios y tener entre ellos un mismo sentir. Queridos amigos, con Pablo me atrevo a exhortaros: Dadme esta gran alegría estando firmemente unidos a Cristo. La Iglesia en Alemania superará los grandes desafíos del presente y del futuro y seguirá siendo fermento en la sociedad, si los sacerdotes, las personas consagradas y los laicos que creen en Cristo, fieles a su vocación especifica, colaboran juntos; si las parroquias, las comunidades y los movimientos se sostienen y se enriquecen mutuamente; si los bautizados y confirmados, en comunión con su obispo, tienen alta la antorcha de una fe inalterada y dejan que ella ilumine sus ricos conocimientos y capacidades. La Iglesia en Alemania seguirá siendo una bendición para la comunidad católica mundial, si permanece fielmente unida a los sucesores de San Pedro y de los Apóstoles, si de diversos modos cuida la colaboración con los países de misión y se deja también "contagiar" en esto por la alegría en la fe de las iglesias jóvenes.

Pablo une la llamada a la humildad con la exhortación a la unidad: "No obréis por rivalidad ni por ostentación, considerando por la humildad a los demás superiores a vosotros. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás" (Flp 2, 3-4). La vida cristiana es una pro-existencia: un ser para el otro, un compromiso humilde para con el prójimo y con el bien común. Queridos fieles, la humildad es una virtud que hoy no goza de gran estima, pero los discípulos del Señor saben que esta virtud es, por decirlo así, el aceite que hace fecundos los procesos de diálogo, fácil la colaboración y cordial la unidad. Humilitas, la palabra latina para "humildad", está relacionada conhumus, es decir con la adherencia a la tierra, a la realidad. Las personas humildes tienen los pies en la tierra. Pero, sobre todo, escuchan a Cristo, la Palabra de Dios, que renueva sin cesar a la Iglesia y a cada uno de sus miembros.

Pidamos a Dios el ánimo y la humildad de avanzar por el camino de la fe, de alcanzar la riqueza de su misericordia y de tener la mirada fija en Cristo, la Palabra que hace nuevas todas las cosas, que para nosotros es "Camino, Verdad y Vida" (Jn 14, 6), que es nuestro futuro. Amén.

ALGUNAS IMAGENES Y VIDEOS

Peregrinos alemanes se reunieron el sábado antes del amanecer en la plaza frente de la catedral medieval de Erfurt para hacerse de los mejores lugares para la celebración de la misa con el papa Benedicto XVI.



La Domplatz -Plaza de la catedraL- de Erfurt, fue el escenario de la Misa celebrada por Benedicto XVI esta mañana a las 9,00 horas. Más de 50.000 personas participaron en la liturgia cuyos textos eran los propios de la diócesis para la veneración de su patrona Santa Isabel de Turingia.





El Papa visita Alemania y admirado por varios seguidores Foto: AP

Peregrinos alemanes se reúnen para misa del papa Benedicto XVI

Benedicto XVI ha citado en su homilía el ejemplo de personas extraordinariasen estos lugares como santa Isabel de Hungría, esposa del mandatario de Turingia, quien estableció en el siglo XIII los primeros hospitales gratuitos y atendió personalmente a los enfermos hasta su muerte prematura a los 24 años.

Vista general de la misa que el papa Benedicto XVI oficia en la plaza de la catedral de Erfurt


También el de San Bonifacio, el misionero británico “Apóstol de Alemania”, que trajo la fe a estas tierras donde murió mártir junto con varios compañeros sepultados precisamente en la catedral de Erfurt.


El Papa afirma que las dictaduras nazi y comunista fueron una «lluvia ácida» para el cristianismo






Finalmente el Santo Padre hizo votos para que el tañido de la "Gloriosa" campana de la Catedral de Erfurt "nos aliente a hacer visible y audible, según el ejemplo de los santos, el testimonio de Cristo en el mundo en que vivimos".

Al finalizar la Misa y entre los aplausos de los fieles, se hizo sonar la famosa campana de la Catedral de Erfurt, la campana más grande del mundo que oscila libremente y que fue inaugurada en 1497. Mide dos metros y medio de alto.

Homilia de la  misa

http://revistaecclesia.com/content/view/29041/1/

Benedicto XVI saludó hoy a un sacerdote de 98 años, superviviente del campo de exterminio nazi de Dachau, al final de la misa que celebró en la plaza de la catedral de Erfurt, este de Alemania, informó el Vaticano.


Se trata de Hermann Scheipers, quien acudió a la misa en silla de ruedas y al final de la misma Benedicto XVI se acercó a saludarlo y hablaron unos minutos.

En el campo de concentración de Dachau, que se encuentra cerca de Múnich, fueron recluidos, entre 1933 y 1945, 2.700 religiosos católicos de los que más de la mitad murieron.
Terminada la misa, Benedicto XVI se trasladó al aeropuerto de Erfurt, y a las 11,50 emprendió el vuelo hacia Friburgo para aterrizar en el aeropuerto de Lahr






Benedicto XVI ha llegado alrededor de las 14,15 horas al aeropuerto de Lahr para visitar la región de Friburgo im Breisgau, la zona más católica de Alemania, según afirmó el portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.








El Pontífice ha visitado la Catedral de Friburgo,




 donde ha sido recibido por un grupo de religiosos y religiosas de la región junto con varios enfermos y discapacitados. Posteriormente, el Papa ha presidido una adoración al Santísimo Sacramento y ha recitado la oración del ángelus, para después firmar el Libro de Oro de la Región y de la ciudad de Friburgo.




En su saludo a la ciudadanía, congregada en la Plaza de la Catedral, el Papa ha destacado que espera que esta visita sea "fructífera" para que Dios "confirme vuestra fe" y ha subrayado que con Dios el futuro de los cristianos "está asegurado".

Plaza de la Catedral

A las 17.15 hora local, se reunirá con 15 representantes de las Iglesias ortodoxas en el seminario de Friburgo.
El discurso del Papa a los representantes de la Iglesia ortodoxa....
http://revistaecclesia.com/content/view/29050/1/


 Y medio hora después con los seminaristas católicos en la capilla de San Carlos Borromeo de dicho seminario.
Con los que habló de la importancia del estudio, la formación y otros temas relacionados con el sacerdocio, según informó el portavoz vaticano, Federico Lombardi.
El papa no les dedico discurso alguno, sino que se trató de una conversación libre, en la que también se habló de razón y de fe.

 Y con el Consejo Católico de Alemania en el Seminario de Friburgo.

  En la Feria de Friburgo,  el Papa ha presidido una vigilia con los jóvenes, a las 17. 00

JESUCRISTO ES LA LUZ QUE NECESITAN LOS JÓVENES PARA EL CAMINO DE SU VIDA

Archivo/VANGUARDIA LIBERAL





Discurso de Benedicto a los jovenes en el enlace....

http://revistaecclesia.com/content/view/29052/1/

El Papa Benedicto XVI se encuentra en su tercer día de visita a su natal Alemania (AFP).

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