...Pero me pidió que ponga los medios a mi alcance...
...«cinco panes y dos peces»
Rezar y Mortificarme por aquellas personas que sufren en el alma
y en el cuerpo; hablar a solas con ellos, con sencillez;
ademas dejarles algún libro que les pueda ayudar;
Presentarles a un sacerdote o a otra persona con la que puedan aclarar
sus dudas; darles buen ejemplo con mi propia conducta; etc...
...«cinco panes y dos peces»
Rezar y Mortificarme por aquellas personas que sufren en el alma
y en el cuerpo; hablar a solas con ellos, con sencillez;
ademas dejarles algún libro que les pueda ayudar;
Presentarles a un sacerdote o a otra persona con la que puedan aclarar
sus dudas; darles buen ejemplo con mi propia conducta; etc...
«Al desembarcar, vio
Jesús una gran multitud, y se llenó de compasión, porque estaban como ovejas
sin pastor y se puso a enseñarles muchas cosas. Y cuando ya se hizo muy tarde,
se acercaron sus discípulos y le dijeron:
El lugar es desierto y la hora es ya avanzada;
despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos de alrededor; y compren algo
de comer.
Y les respondió: Dadles vosotros de comer. Y le dicen: ¿Es que vamos
a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?
El les dijo:
¿Cuántos panes tenéis?
Id a verlo.
Y habiéndolo visto, dicen:
Cinco, y dos peces.
Entonces les mandó que acomodaran a todos por grupos de ciento y de cincuenta.
Y tomando los cinco panes y los dos peces y levantando los ojos al cielo,
pronunció la bendición, partió los panes y los daba a sus discípulos para que
los distribuyesen; también repartió los dos peces para todos.
Y comieron todos
hasta que quedaron satisfechos. Y recogieron doce cestos llenos de los trozos
de pan y de los peces. Los que comieron los panes eran cinco mil hombres».
(Marcos 6, 34-44)
(Marcos 6, 34-44)
Jesús, querías ir con tus discípulos a «un lugar apartado
para descansar un poco» pues no os dejaban tiempo ni para comen.
Pero cuando llegas al «lugar
apartado», una multitud te espera.
Y te quedas con ellos hasta que «se hizo muy tarde» para
seguir explicándoles «muchas cosas».
¡Qué ejemplo de afán apostólico, de
ese deber que tengo como
cristiano de dar doctrina!
Cuando veo tanta gente a mi alrededor que no te conoce, o que
te conoce sólo a medias, me debería pasar como a Ti: llenarme de compasión
porque están «como ovejas sin pastor».
En cambio, tal vez me he acostumbrado a que mis familiares,
amigos y conocidos no vivan cristianamente.
O a lo mejor no me he acostumbrado pero, aunque me sepa mal,
¿qué
puedo hacer yo?
«No puedes decir que te
es imposible atraer a los demás. Si eres verdadero cristiano, es imposible que
esto suceda. (...) Si afirmas que un cristiano no puede ser útil, deshonras a
Dios y le calificas de mendaz. Le resulta más fácil a la luz convertirse en
tinieblas que al cristiano no irradiar. No declares una cosa imposible cuando
es precisamente lo contrario lo que es imposible» (San Juan Crisóstomo).
Como a los apóstoles,
me dices:
«Dadles vosotros de comer»
Ya sabes que me faltan los medios, ya sabes que soy muy poca
cosa para enseñarle a nadie cómo debe comportarse.
Pero me pides que ponga los medios a mi alcance, esos «cinco panes y dos peces»: rezar y mortificarme por aquella persona; hablar a solas con ella, con
sencillez; dejarlo algún libro que le pueda ayudar; presentarle a un sacerdote
o a otra persona con la que pueda aclarar sus dudas; darle buen ejemplo con mi
propia conducta; etc...
Esos son los «cinco
panes y dos peces» que tengo.
Tú pondrás el resto.
«Si le ayudas, aunque sea con una nadería, como hicieron los
Apóstoles, El está dispuesto a obrar milagros, a multiplicar los panes, a
cambiar las voluntades, a dar luz a las inteligencias más oscuras,
a hacer -con una
gracia extraordinaria- que sean capaces de rectitud los que nunca lo han sido.
Todo esto... y más, si le ayudas con lo que tengas»
Jesús, lo primero que me pides es que
tenga algo para ayudarte.
Si no rezo; si no hago lo que debo;
si no tengo afán de servicio; si no cuido mi vida sobrenatural; si no tengo
prestigio como persona honrada y trabajadora, ¿qué tengo?
Y con cero panes, Tú no
harás nada, porque el cero no se puede multiplicar.
Además, me pides que lo
que tenga lo ponga a tu servicio.
¿Qué hubiera pasado si el muchacho que tenía los panes y los
peces, se los hubiera guardado para él?
No habría habido milagro.
Jesús:Que yo sepa entregar esos
talentos que, en el fondo, son tuyos.
Que yo no quiera tener,
triunfar, estar contento, vivir en paz... sólo para mí.
Jesús, mi padre y Señor, que aunque esté
cansado por las diversas ocupaciones del día, ayúdame a no dejar pasar ni una
oportunidad de dar doctrina.
Que no me acostumbre al
error de los que me rodean;
y para ello, que viva siempre cerca de Ti.
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