...La Iglesia de Jesús, la que el fundo
por la sucesión de Pedro.
Triunfara por encima de cábalas,
videntes y criterios del hombre
pasado y presente
Por que en los planes divinos todo esta previsto hasta el error y del error el hombre saca su conclusión y Dios su misericordia y su enseñanza para
con los hombres y su perfección para con su Espíritu.
Verdades y Razones Por la que Somos Católicos..
La Mejor: Estoy convencido de que la Iglesia Católica se
adhiere mucho más íntimamente a toda la información bíblica, ofrece el único
panorama coherente de la historia del Cristianismo (como la Tradición Cristiana
y Apostólica) y que posee la más profunda y sublime moralidad, espiritualidad,
ética social y filosofía cristiana.
Razón alternativa: Soy católico porque sinceramente creo
que, por virtud de tanta evidencia acumulativa, el Catolicismo es verdadero, y
que la Iglesia Católica es la Iglesia visible que Jesús divinamente estableció,
en la cuál ni los poderes del infierno podrán prevalecer (Mt 16:18), por tanto,
posee una autoridad a la cual, como obligación cristiana, debo someterme.
Segunda alternativa: Abandoné el Protestantismo porque
estaba seriamente defectuoso en su interpretación de la Biblia (como “sola fe”
y muchas otras doctrinas “católicas” –ver evidencias más abajo),
in consistentemente selectivo en sus varias ideas de Tradiciones católicas (como
el Canon de la Biblia); era inadecuado en su eclesiología, le faltaba un
panorama sensible de historia cristiana.
(como “Sola Escritura”), su relatividad
moral (como en la contracepción, divorcio), y antibíblicamente cismático,
anarquista y relativista. No creo que el Protestantismo sea tan malo sino que
estos son algunos de los defectos principales que eventualmente vi como algo
fatal a la “teoría” del Protestantismo, comparándolo con el Catolicismo.
Todo católico debe considerar como cristianos a todos los Protestantes bautizados, nicenos y calcedonios.
Todo católico debe considerar como cristianos a todos los Protestantes bautizados, nicenos y calcedonios.
El Catolicismo no está formalmente dividido ni es sectario
(Jn 17:20-23; Rom 16:17; 1 Cor 1:10-13).
La unidad Católica hace que el Cristianismo y Jesús sean
creíbles para el mundo (Jn 17:23).
A causa de su visión completamente cristiana y sobrenatural,
el Catolicismo mitiga la secularización y el humanismo.
El Catolicismo evita el individualismo antibíblico que
debilita a la comunidad cristiana (ver 1 Cor 12:25-26).
El Catolicismo evita el relativismo teológico por medio de
la certitud dogmática y la centralidad del papado.
El Catolicismo evita la anarquía eclesiástica –uno
simplemente no puede brincarse de una denominación a otra cuando se lleva a
cabo alguna medida disciplinaria o censura.
El Catolicismo formalmente (aunque, tristemente, no
siempre en la práctica) previene el relativismo teológico que conduce a las
incertidumbres de los laicos dentro del sistema Protestante
El Catolicismo rechaza “La Iglesia de Estado”, lo que ha
conducido a que los gobiernos dominen el Cristianismo en lugar de que sea al
revés.
Las Iglesias de Estado Protestantes influyeron
grandemente el inicio del nacionalismo lo que vino a mitigar la igualdad
universal y el universalismo cristiano (como el Catolicismo)
El Cristianismo católico unido (antes del siglo 16) no
había sido invadido por las trágicas guerras religiosas las que a su vez
condujeron a la “Iluminación” en donde el hombre rechazaba la hipocresía de las
guerras que se daban dentro del Cristianismo y decidieron en ser indiferentes a
la religión en vez de que la permitieran guiar sus vidas.
El Catolicismo mantiene los elementos del misterio
(religioso), lo sobrenatural y sagrado que hay en el Cristianismo; por tanto,
se opone a sí mismo al secularismo donde el campo de lo religioso en la vida de
todos es grandemente limitado.
El individualismo Protestante condujo a que el
Cristianismo fuera algo privado. A causa de ello el Cristianismo es respetado
muy poco tanto en la vida social como política dejando el “campo público” vacío
de la influencia cristiana.
La falsa dicotomía secular “iglesia contra el mundo” ha
conducido a ortodoxos cristianos, en todas partes, a alejarse del campo
político, dejando un vacío que se llena de gente pagana, cínica, sin escrúpulos
y sedientas de poder. El Catolicismo ofrece un enmarque para dirigirse con
responsabilidad cívica al estado.
El Protestantismo se inclina demasiado a tradiciones de
hombres (cada denominación proviene de la visión de un fundador. Tan pronto
como dos o más de éstos se contradicen entre sí, el error se hace
necesariamente presente).
Las iglesias Protestantes, especialmente evangélicas, son
frecuentemente culpables de colocar muy alto a sus pastores.
En efecto, cada pastor se convierte en un “papa” en hasta ciertos grados (algunos son “súper papas”).
A causa de esto, las congregaciones evangélicas experimentan muy frecuentemente una crisis o separación cuando el pastor se aleja de allí lo que prueba que la filosofía de ellos está centrada en el hombre en lugar de estar centrada en Dios.
En efecto, cada pastor se convierte en un “papa” en hasta ciertos grados (algunos son “súper papas”).
A causa de esto, las congregaciones evangélicas experimentan muy frecuentemente una crisis o separación cuando el pastor se aleja de allí lo que prueba que la filosofía de ellos está centrada en el hombre en lugar de estar centrada en Dios.
Dado a una falta de verdadera autoridad y de una
estructura dogmática, el Protestantismo está trágicamente vulnerable al
espíritu de los tiempos y a lo que está de moda en cuestiones morales.
El Catolicismo retiene la sucesión apostólica, que es
necesaria para conocer cual es la verdadera Tradición apostólica cristiana. La
sucesión apostólica era el criterio para conocer la verdad cristiana que fue
usada por los primeros cristianos.
Muchos Protestantes tienen una visión muy limitada de la
historia cristiana en general, especialmente de los años 313 (la conversión de
Constantino) a 1517 (el arribo de Martín Lutero).
Esta ignorancia y hostilidad hacia la Tradición Católica conduce al relativismo teológico, al anticatolicismo y a un constante e innecesario proceso de “reinventar la historia.”
Esta ignorancia y hostilidad hacia la Tradición Católica conduce al relativismo teológico, al anticatolicismo y a un constante e innecesario proceso de “reinventar la historia.”
Desde su nacimiento, el Protestantismo era anticatólico y
aún lo es hoy día (especialmente el evangelicalismo).
Obviamente esto no está bien y tampoco es bíblico si el Catolicismo en efecto es cristiano (porque si no lo es –lógicamente- tampoco lo es el Protestantismo que heredó del Catolicismo el volumen de su teología). La Iglesia Católica, por otro lado, no es antiprotestante.
Obviamente esto no está bien y tampoco es bíblico si el Catolicismo en efecto es cristiano (porque si no lo es –lógicamente- tampoco lo es el Protestantismo que heredó del Catolicismo el volumen de su teología). La Iglesia Católica, por otro lado, no es antiprotestante.
La Iglesia Católica acepta la autoridad de los grandes
Concilios Ecuménicos (ver, por ejemplo, Hechos 15) que definieron y
desarrollaron la doctrina cristiana (mucho de lo que el Protestantismo también
acepta).
La mayoría de los Protestantes no tienen obispos, un
oficio cristiano que es bíblico (1 Tim 3:1-2) y que ha existido desde el
principio de la historia y Tradición cristiana.
El Protestantismo no tiene forma alguna de resolver
asuntos doctrinales en carácter definitivo. Lo mejor pueden hacer es que el
Protestante individual sólo puede hacer cuentas de cuántos eruditos
Protestantes, comentadores, etc., toman ésta o aquélla postura con relación a
la doctrina X, Y o Z. Entre ellos no existe ninguna tradición Protestante
unificada
El Protestantismo apareció en 1517, en la historia del
Cristianismo es algo tardío, por tanto, no puede ser ninguna “restauración del
Cristianismo “puro” y “primitivo” ya que esto es excluido por el hecho de que
es absurdamente tardío en su aparición.
El Cristianismo debe tener una
continuidad histórica o, de otra forma, no es Cristianismo. El Protestantismo,
hablando histórica y doctrinalmente, es un “parásito” del Catolicismo.
La idea Protestante de “la iglesia invisible” es también
una novedad en la historia del Cristianismo y ajena a la Biblia (Mt 5:14;
16:18), por tanto, esta idea es falsa.
Cuando los teólogos Protestantes se refieren al
Cristianismo primitivo (como cuando refutan a las “sectas”), ellos dicen “la
Iglesia enseñó que...” (ya que en ese entonces estaba unificada), pero cuando
se refieren al tiempo presente, ellos instintivamente e inconsistentemente
evitan tal terminología puesto que la autoridad universal para enseñar la
doctrina reside sólo en la Iglesia Católica.
La norma Protestante de interpretación privada ha creado
un medio social en donde, por lo regular, “sectas” centradas en el ser humano
como los Testigos de Jehová, Mormones y Ciencia Cristiana han aparecido.
La mismísima idea de que uno puede “empezar” una iglesia es desde su centro una idea Protestante.
La mismísima idea de que uno puede “empezar” una iglesia es desde su centro una idea Protestante.
La carencia una autoridad definitiva de enseñanza
cristiana (como el Magisterio de la Iglesia Católica) en el Protestantismo hace
que muchos Protestantes individuales piensen que tienen una “línea de comunicación
abierta” con Dios sin importarles toda la Tradición e historia cristiana de la
exégesis bíblica (una mentalidad de “la Biblia, el Espíritu Santo y yo”).
Tal tipo de gente es, teológicamente, mal educada, incapaz de aprender, les falta humildad y no tienen motivo alguno para hacer presuntas declaraciones “infalibles” sobre la naturaleza del Cristianismo.
Tal tipo de gente es, teológicamente, mal educada, incapaz de aprender, les falta humildad y no tienen motivo alguno para hacer presuntas declaraciones “infalibles” sobre la naturaleza del Cristianismo.
Las “técnicas” de evangelización” del evangelicalismo son
frecuentemente maniobras y manipulaciones; verdaderamente no son estas
“técnicas” derivadas de la Biblia. Algunas, hasta cierto grado, parecen lavados
de cerebro.
El evangelio predicado por muchos evangélicos y ministros
Protestantes es uno que está mutilado y abreviado; es individualista placentero
al oído. Es, en efecto, una simple “aseguran Saa contra el fuego” más bien que
el Evangelio bíblico proclamado por los Apóstoles.
El evangelicalismo frecuentemente separa el profundo y
transformador arrepentimiento y discipulado radical de su mensaje del
Evangelio.
La ausencia en el Protestantismo de la idea del
sometimiento a la autoridad espiritual se ha estado infiltrando al campo
cívico, donde las ideas de “libertad”, “derechos” y “opciones” personales ahora
predominan hasta cierto grado que se ha desatendido la obligación cívica, vida
comunitaria y disciplina con una trágica negligencia para el daño de una
sociedad saludable.
El Catolicismo mantiene el sentido de lo sagrado, lo
sublime, lo santo y hermoso en la espiritualidad. Se han preservado las ideas
de altar y “espacios sagrados”.
Muchas iglesias Protestantes no son mas que edificios estructurados como “salas de reuniones”, “gimnasios” o “graneros”.
La mayoría de los hogares Protestantes están más estéticamente formados que sus propias iglesias. De la misma manera, los Protestantes son frecuentemente “adictos a la mediocridad” en su valoración al arte, música, arquitectura, drama, imaginación, etc.
Muchas iglesias Protestantes no son mas que edificios estructurados como “salas de reuniones”, “gimnasios” o “graneros”.
La mayoría de los hogares Protestantes están más estéticamente formados que sus propias iglesias. De la misma manera, los Protestantes son frecuentemente “adictos a la mediocridad” en su valoración al arte, música, arquitectura, drama, imaginación, etc.
El Protestantismo ha descuidado grandemente el lugar de
la liturgia en el culto de adoración (con claras excepciones en el Anglicanismo
y Luteranismo). Esta es la forma que los cristianos han adorado a través de los
siglos y, por tanto, no puede ser fácilmente ignorado.
El Protestantismo tiende en oponer materia y espíritu,
favoreciendo a éste último: sobre esto, es de alguna forma gnóstico o
docético.
El Catolicismo mantiene el principio de la Encarnación,
donde
Jesús toma carne y eleva a la carne y materia a nuevos horizontes
espirituales.
El Protestantismo limita grandemente, o no cree, en el
sacramentalismo, que es, simplemente, la extensión del principio de la
Encarnación y la creencia de que la materia puede transmitir la gracia. Algunas
sectas (como los Bautistas y muchos Pentecostales) rechazan todos los
sacramentos.
La excesiva desconfianza de los Protestantes respecto a
la carne (“carnalidad”) frecuentemente conduce a (en el evangelicalismo o
fundamentalismos) a un absurdo legalismo (prohibición de bailes, bebidas,
naipes, música "rock", etc.)
Muchos Protestantes tienden en separar la vida en
categorías; “espirituales” y “carnales”, como si Dios no fuera Señor de todo en
lo que hay vida. A ellos se les olvida que todos los esfuerzos que no son
pecadores son, a final de cuentas, espirituales.
El Protestantismo ha removido a la Eucaristía del centro
y enfoque de los servicios de adoración cristiano. Algunos Protestantes
observan la Eucaristía cada mes o cada tres meses. Esto va en contra de la
Tradición de la Iglesia Primitiva.
La mayoría de los Protestantes consideran a la Eucaristía
como un símbolo. Esto es contrario a la Tradición Cristiana universal hasta el
año 1517, y la Biblia (Mt 26:26-8; Jn 6:47-63; 1 Cor 10:14-22; 11:23-30), que
han enseñado la Presencia Real (este es otro ejemplo de la antipatía a la
materia).
Contrario a la Tradición Cristiana y a la Biblia, el
Protestantismo tácitamente ha dejado de considerar al matrimonio como
sacramento (Mt 19:4-5; 1 Cor 7:14,39; Ef 5:25-33).
Contrario a la Tradición Cristiana y a la Biblia, el
Protestantismo ha abolido el sacerdocio (Mt 18:18) y el sacramento de la
ordenación (Hchs 6:6; 14:22; 1 Tim 4:14; 2 Tim 1:6).
El Catolicismo mantiene la enseñanza Paulina de la
eficacia espiritual de un clero célibe (ver Mt 19:12, 1 Cor 7:8,27,32-3).
Contrario a la Tradición Cristiana y a la Biblia, el
Protestantismo ha rechazado el sacramento de la confirmación (Hchs 8:18, Heb
6:2-4).
Contrario a la Tradición Cristiana y a la Biblia, muchos
Protestantes han negado el bautismo de infantes y de niños (Hchs 2:38-9;
16:15,33; 18:8; compare con 11:14; 1 Cor 1:16; Col 2:11-12). El Protestantismo
se encuentra dividido en cinco campos sobre la cuestión del Bautismo.
Contrario a la Tradición Cristiana y a la Biblia, la gran
mayoría de Protestantes niegan la regeneración bautismal (ver Mc 16:16; Jn 3:5;
Hchs 2:38; 22:16; Rom 6:3-4; 1 Cor 6:11; Tito 3:5).
Contrario a la Tradición Cristiana y a la Biblia, los
Protestantes han rechazado el sacramento de la unción de los enfermos (Extremaunción
o “últimos sacramentos”) (ver Mc 6:13; 1 Cor 12:9,30; Stgo 5:14-15).
Contrario a la Tradición Cristiana y a la Biblia, el
Protestantismo niega la indisolubilidad del matrimonio sacramental y permite el
divorcio (Gen 2:24; Mal 2:14-16; Mt 5:32; 19:6,9; Mc 10:11-12; Lc 16:18; Rom
7:2-3; 1 Cor 7:10-14,39).
Contrario a la Tradición Cristiana y a la Biblia, el
Protestantismo no cree que la propagación es el propósito y beneficio principal
del matrimonio (no forma parte en los votos Protestantes como lo hace en los
votos del matrimonio católico) (Gen 1:28; 28:3, Salmo 107:38; 127:3-5).
El Protestantismo aprueba la anticoncepción en desafío de
la Tradición Cristiana universal (Católica, Ortodoxa y Protestante) hasta 1930
– cuando los Anglicanos empezaron a permitirla- y al hacer esto, también
desafían a la Biblia (Gen 38:8-10; 41:52; Ex 23:25-6; Lev 26:9; Dt 7:14; Ruth
4:13; Lc 1:24-5). Hoy día, solamente el Catolicismo mantiene la antigua
Tradición contra la mentalidad “anticonceptiva”.
Contrario a la Tradición Cristiana universal, hasta
recientemente, (en algún tiempo del año 1930), y contrario a la Biblia, el
Protestantismo, principalmente los liberales, ha aceptado el aborto como una
opción moral. (Ver Ex 20:13; Job 31:15; Salmo 139:13-16; Is 44:2; 49:5; Jer
1:5; 2:34; Lc 1:15,41; Rom 13:9-10).
El Protestantismo (especialmente las denominaciones
liberales) permiten clero femenino (en el anglicanismo permiten mujeres
obispos) lo que es contrario a la Tradición Cristiana (incluyendo teología
tradicional Protestante) y contrario a la Biblia (Mt 10:1-4; 1 Tim 2:11-15;
3:1-12; Tito 1:6).
Entre más y más, el Protestantismo está formalmente y
oficialmente comprometiéndose con el feminismo radical que niega los lugares del
hombre y la mujer que la Biblia les da (Gen 2:18-23; 1 Cor 11:3-10) y que ha
sido mantenida por la Tradición Cristiana (con diferentes papeles pero la misma
dignidad)
Contrario a la Tradición Cristiana y a la Biblia, el
Protestantismo también está negando, con una frecuencia que aumenta cada ves
más, el señorío del esposo en el matrimonio que esto está basado en la Trinidad
(ver 1 Cor 11:3; Ef 5:22-33; Col 3:18-19; 1 Pedro 3:1-2). Esto también está
basado en una relación de igualdad (1 Cor 11:11-12; Gal 3:28; Ef 5:21).
El Protestantismo liberal (principalmente entre los
Anglicanos) ha ordenado como pastores a homosexuales activos y ha bendecido sus
“matrimonios”; ha enseñado que la homosexualidad es meramente un estilo de vida
“alternativo” e involuntario. Esto es contrario a la Tradición Cristiana
universal tal y como lo enseña la Biblia (Gen 19:4-25; Rom 1:18-27; 1 Cor 6:9).
El Catolicismo mantiene una firme moralidad tradicional.
El Protestantismo liberal y el evangelicalismo, entre más
y más, han aceptado métodos “del alto criticismo” en la interpretación de la
Biblia que ha conducido a la tradicional reverencia Cristiana de la Escritura y
la rebaja al grado de un documento humano y falible en daño a su esencia divina
e infalible.
Muchos Protestantes liberales han desechado muchas
doctrinas fundamentales del Cristianismo como la Encarnación, la Resurrección
corporal de Cristo, la Trinidad, Pecado Original, infierno, la existencia del
diablo, milagros, etc.
Anteriormente los fundadores del Protestantismo negaron
(y hoy los Calvinistas niegan) la realidad del libre albedrío humano (el libro
favorito de Lutero era su propio libro titulado Bondage of the Will –
Esclavitud de la voluntad). Esto es contrario a la constante enseñanza de la
Biblia, Tradición Cristiana y al sentido común.
El Protestantismo clásico tiene una visión deficiente
respecto a la caída del hombre (Pecado Original) creyendo que el resultado fue
una “total corrupción”. De acuerdo con Lutero, Zwinglio y Calvino, el ser
humano sólo podía hacer el mal y que no tenía libertad de voluntad para hacer
el bien, por tanto, ahora tiene una “naturaleza de pecado”.
El Catolicismo, por otro lado, cree que, en una forma misteriosa, el ser humano coopera con la gracia de Dios que es lo que siempre precede toda buena acción. En el Catolicismo, la naturaleza del hombre aún mantiene mucho que tiene a bien, aunque está propenso a pecar (“concupiscencia”).
El Catolicismo, por otro lado, cree que, en una forma misteriosa, el ser humano coopera con la gracia de Dios que es lo que siempre precede toda buena acción. En el Catolicismo, la naturaleza del hombre aún mantiene mucho que tiene a bien, aunque está propenso a pecar (“concupiscencia”).
El Protestantismo clásico, especialmente el Calvinismo,
hace a Dios el autor del mal. De acuerdo con esto, Dios supuestamente conduce
al hombre a que haga el mal y que viole sus preceptos sin que tenga la libertad
para evitarlo. Esto es blasfemo y convierte a Dios en un demonio.
Con lo anterior (el hombre no tiene libre albedrío), en
el protestantismo clásico, y en la enseñanza Calvinista, Dios predestina al
hombre a condenarse en el infierno, sin que el hombre nada pueda hacer, sea
bueno, o sea malo.
El Protestantismo clásico, y el Calvinismo, falsamente
enseña que Jesús murió sólo por los elegidos (los que van a ir al cielo).
Dado a su falsa noción del Pecado Original, el
Protestantismo clásico (especialmente Lutero), y el Calvinismo, niegan la
eficacia y la capacidad de la razón humana para que hasta cierto grado conozca
a Dios (ambas partes están de acuerdo que la revelación y la gracia son también
necesarias), y que la razón se opone a Dios y a la fe; esto es contrario a la
Tradición Cristiana y a la Biblia (Mc 12:28; Lc 10:27; Jn 20:24-9; Hchs 1:3;
17:2,17,22-34; 19:8).
Hoy día los mejores apologistas Protestantes simplemente recurren a la heredad Católica de Santo Tomás de Aquino, San Agustín y muchos otros grandes pensadores.
Hoy día los mejores apologistas Protestantes simplemente recurren a la heredad Católica de Santo Tomás de Aquino, San Agustín y muchos otros grandes pensadores.
El Protestantismo Pentecostal o carismático pone un gran
énfasis en la experiencia religiosa sin balancearla adecuadamente con la razón,
la Biblia y la Tradición (incluyendo la autoridad de la Iglesia para pronunciar
sobre la validez de “revelaciones privadas”)
Otros Protestantes (muchos Bautistas por ejemplo) niegan
que los dones espirituales están hoy día presentes (supuestamente terminaron
con los Apóstoles).
El Protestantismo tiene contradictorias ideas de lo que
es el gobierno eclesial, o eclesiología (episcopal, presbiterial,
congregacional o ninguna autoridad), por tanto es imposible la disciplina, la
unidad y el orden.
Algunas sectas llegan a declarar que tienen “apóstoles” o “profetas” entre ellos, con todos los abusos de la autoridad que resulta de esto.
Algunas sectas llegan a declarar que tienen “apóstoles” o “profetas” entre ellos, con todos los abusos de la autoridad que resulta de esto.
El Protestantismo (esp. evangelicalismo) tiene una
desmedida fascinación por “el fin del mundo” y esto ha conducido a creaciones
de antibíblicas cronologías que predicen a dicho fin (Mt 24:30-44; 25:13; Lc
12:39-40) creando, también, mucha tragedia humana entre aquellos que creen y se
adhieren a tales falsa profecías.
El gran énfasis del evangelicalismo sobre el “inminente”
fin del mundo ha creado, con mucha frecuencia, una mentalidad de descuido, que
ha resultado dañoso para las sensibilidades sociales, políticas, éticas y
económicas de aquí en la tierra.
El pensamiento Protestante tiene las características de
ser "dichotomous," es decir, separa las ideas en campos más o menos
exclusivos y mutuamente hostiles, cuando que, de hecho, muchas de las
bifurcaciones son más bien complementarias que contradictorias.
El Protestantismo adopta el “tomas esto o lo otro” mientras que el Catolicismo “toma esto y lo otro”. Siguen varios ejemplos:
El Protestantismo adopta el “tomas esto o lo otro” mientras que el Catolicismo “toma esto y lo otro”. Siguen varios ejemplos:
El Protestantismo pone a la Palabra (Biblia, predicación)
contra los sacramentos.
El Protestantismo acepta la devoción interior y está en
contra de la Liturgia.
El Protestantismo opone culto espontáneo a oraciones
formuladas.
El Protestantismo separa la Biblia de la Iglesia.
El Protestantismo crea una falsa dicotomía de Biblia
contra Tradición.
El Protestantismo pone a la Tradición contra el Espíritu
Santo.
El Protestantismo considera como contradictoria la
autoridad eclesial y la libertad de conciencia.
El Protestantismo (esp. Lutero) coloca al Antiguo
Testamento en contra del Nuevo Testamento aunque el mismo Jesús nunca hiciera
esto (Mt 5:17-19; Mc 7:8-11; Lc 24:27,44; Jn 5:45-47).
Sobre estas mismas bases, que no son bíblicas, el
Protestantismo opone la ley a la gracia.
El Protestantismo crea una falsa separación entre el
simbolismo y la realidad sacramental (por Ej., Bautismo, Eucaristía).
El Protestantismo separa lo individual de la comunidad
Cristiana. (1 Cor 12:14-27).
El Protestantismo confunde la veneración de los santos a
la adoración de Dios. La teología Católica no permite la adoración a los santos
en ninguna forma ya que está solamente dirigida a Dios. Se honra a los santos,
pero no se les adora, solo al Dios Creador se le debe de adorar.
La antihistórica perspectiva de muchos Protestantes
conduce a muchas personas a pensar que el Espíritu Santo les está hablando,
pero, en efecto,
El les había estado hablando a las multitudes de cristiano por
1500 años antes de que empezara el Protestantismo.
Fallas en las ideologías originales Protestantes han
conducido, en reacción, a errores aún peores. Por ejemplo, la extrínseca
justificación, ingeniada para asegurar la pre dominación de la gracia, llegó a
prohibir cualquier señal exterior de su presencia (“fe contra obras”,
"sola fide").
El Calvinismo, con su cruel dios, desilusionó al hombre hasta el grado de que se convirtieron en Unitarianos.
Muchos fundadores de sectas de origen reciente empezaron como calvinistas (Testigos de Jehová, Ciencia Cristiana, etc.).
El Calvinismo, con su cruel dios, desilusionó al hombre hasta el grado de que se convirtieron en Unitarianos.
Muchos fundadores de sectas de origen reciente empezaron como calvinistas (Testigos de Jehová, Ciencia Cristiana, etc.).
El evangelicalismo está inescrituralmente obsesionado
(típicamente en la moda Norteamericana) con celebridades (tele evangelistas).
El evangelicalismo está obsesionado con la falsa idea de
que grandes números en una congregación (o un rápido crecimiento) es señal de
la presencia de Dios en una forma especial; como si fuera Su bendición
excepcional. A ellos se les olvida que el Mormonismo también está creciendo a
grandes pasos. Dios nos llama a la fidelidad más bien que al “éxito”; a la
obediencia y no a estadísticas.
El evangelicalismo frecuentemente recalca el crecimiento
de números más bien que el crecimiento individual de la fe.
El evangelicalismo, en el presente, está obsesionado con
auto-suficiencia, auto-ayuda y, frecuentemente, con un patente egoísmo en lugar
de la tradicional predicación sobre el sacrificio, sufrimiento y servicio
Cristianos.
El evangelicalismo tiene una truncada e insuficiente
visión del lugar que el sufrimiento tiene en la vida Cristiana. En vez de eso,
están floreciendo movimientos como “salud y riqueza” y “pídelo y tómalo” dentro
del Protestantismo pentecostal, lo cual tiene un panorama de posesiones que no
están en armonía ni con la Biblia ni con la Tradición Cristiana.
El evangelicalismo ha adoptado una perspectiva mundana
que es, en muchas formas, más capitalista que Cristiana. La riqueza y el logro
personal se busca más que la santidad, y es considerado como prueba del favor
de Dios, como con los Puritanos y el pensamiento secularizado que es puesto
encima de las enseñanzas de la Biblia y el Cristianismo.
El evangelicalismo está cada vez más tolerando posturas
izquierdistas extremas que no están de acuerdo con la visión Cristiana,
especialmente en sus seminarios y escuelas.
El evangelicalismo está cada vez más tolerando
heterodoxia y liberalismo teológicos hasta cierto grado que muchos líderes
evangélicos se han alarmado y, esto, predice un decline de normas
heterodoxias.
Grupos de “confesión positiva” en el evangelicalismo
pentecostal han adoptado una idea de Dios como una “bolsa cósmica” que está a
la disposición de los caprichos frívolos y deseos del momento. Esto niega la
absoluta soberanía y la libertad de Dios en no escuchar oraciones impropias (Stgo.
4:3; 1 Jn 5:14).
Las sectas arriba mencionadas con frecuencia enseñan que
cualquiera, con suficiente “fe” puede ser sanado, pero esto es contrario a la
Tradición Cristiana y a la Biblia (como, por ejemplo, el “aguijón a mi carne “
de San Pablo”[1], que es considerado por muchos comentaristas Protestantes como
una enfermedad).
El evangelicalismo, por sus propias auto-críticas, está
terriblemente infectado por el pragmatismo, la falsa idea filosófica de que
“cualquier cosa que funciona, es verdadera o correcta. El Evangelio,
especialmente en la televisión, es vendido de la misma manera que son vendidas
las hamburguesas de McDonalds; Rápido y en la comodidad de su hogar.
La tecnología, la mercadotecnia masiva y habilidades de relaciones públicas han reemplazado grandemente el cuidado personal y pastoral para los marginados, los irreligiosos y los que están alejados de la Iglesia.
La tecnología, la mercadotecnia masiva y habilidades de relaciones públicas han reemplazado grandemente el cuidado personal y pastoral para los marginados, los irreligiosos y los que están alejados de la Iglesia.
En el evangelicalismo el pecado es considerado, con mucha
frecuencia, como un fallo psicológico o una carencia de auto-estima, en lugar
de que se considere que verdaderamente es: una voluntaria rebelión contra
Dios
El Protestantismo, en todos los elementos esenciales,
simplemente toma “prestado” doctrinas de la Tradición Católica o, lo mismo, las
distorsiona. Todas las doctrinas que tanto los Católicos como los Protestantes
creen, son claramente de origen católico (Trinidad, Nacimiento Virginal,
Resurrección, Segunda Venida, Canon de la Biblia, cielo, infierno, etc.)
Aquéllas donde difiere el Protestantismo son usualmente distorsiones de los
predecesores Católicos, por ejemplo, el Cuaquerismo es una variación del Pietismo
católico. El Calvinismo es una obsesión con la doctrina Católica de la
soberanía de Dios pero tomada más allá de lo que el Catolicismo ha enseñado
(negación del libre albedrío, corrupción total, doble predestinación, etc.).
Las
dicotomías Protestantes, como fe contra las obras, provienen del nominalismo
que era, a sí mismo, una forma corrupta del Escolasticismo que nunca fue
dogmáticamente aprobado por la Iglesia Católica. Cualquier substancia o verdad
que esté presente en cada idea Protestante es siempre derivada del Catolicismo,
el cual es el cumplimiento de las más profundas y mejores aspiraciones dentro
del Protestantismo.
Una de las bases fundamentales del Protestantismo es
sola Scriptura- sólo la Escritura, que ni es bíblica (ver abajo), ni histórica
(pues no existía antes del siglo 16), ni lógica.
La Biblia no contiene toda la enseñanza de Jesús, o del
Cristianismo como muchos Protestantes creen (Mc 4:33; 6:34; Lc 24:15-16,25-27;
Jn 16:12; 20:30; 21:25; Hchs 1:2-3).
Sola Scriptura es un abuso de la Biblia ya que es un uso
de la Biblia que es contrario a su propio testimonio ya sea implícito o
explícito y, también, es un abuso contra la Tradición. Una lectura objetiva de
la Biblia conduce a uno a la Tradición y a la Iglesia Católica en vez de que
sea lo opuesto. La Biblia, de hecho, es en sí misma una innegable Tradición
Cristiana.
El NT al principio ni fue escrito ni fue recibido como
la Biblia sino que sucedió gradualmente (los primeros Cristianos no pudieron
haber creído en sola Scriptura como lo hace el Protestantismo, al menos que se
refieran solamente al AT).
La tradición no es una mala sección en la Biblia. La
palabra griega paradosis se refiere a algo que es transmitido de una persona a
otra (sea bueno o malo). De la Tradición buena (Cristiana) se habla en 1 Cor
11:2; 2 Tes 2:15, 3:6, y en Col 2:8. En esta última se contrasta con las
tradiciones de los hombres.
la Tradición Cristiana, de acuerdo a la Biblia, puede
ser oral o escrita (2 Tes 2:15; 2 Tim 1:13-14; 2:2). San Pablo no hace
distinción cualitativa entre las dos formas.
Las frases “Palabra de Dios” o “Palabra del Señor” en
Hechos y las epístolas casi siempre se refieren a la predicación oral, no a la
misma Biblia. Mucho de la Biblia fue originalmente oral (por Ej., toda la
enseñanza de Cristo –pues El nada escribió- el sermón de San Pedro en el día de
Pentecostés, etc.)
Contrario a muchas declaraciones Protestantes, Jesús no
condenó todas las tradiciones, tampoco San Pablo lo hizo. Es en Mt 15:3,6; Mt
7:8-9,13, donde el Señor condena únicamente la tradición corrupta de los
fariseos.
La palabra griega paradidomi, o “entregar” la Tradición
Apostólica ocurre en Lc 1:1-2; Rom 6:17; 1 Cor 11:23; 15:3; 2 Pedro 2:21; Judas
3. Paralambano, o "recibir” la Tradición Cristiana ocurre en 1 Cor 15:1-2;
Gal. 1:9,12; 1 Tes 2:13.
Los conceptos de “Tradición,” “Evangelio,” “Palabra de
Dios,” “doctrina,” y “la Fe” son esencialmente sinónimos y todos son
predominantemente orales. Por ejemplo en las epístolas a los Tesalonicenses San
Pablo usas tres de estos conceptos intercambiablemente (2 Tes 2:15; 3:6; 1 Tes
2:9,13 (Cf. Gal 1:9; Hchs 8:14). Si Tradición es una mala palabra, ¡también lo
es “evangelio” y “palabra de Dios”!
En 1 Tim 3:15, San Pablo coloca a la Iglesia sobre la
Biblia como fundamento de la verdad tal y como se hace en el Catolicismo.
El “texto prueba” principal del Protestantismo para sola
Scriptura, 2 Tim 3:16, fracasa ya que dice que la Biblia es útil, pero no
suficiente, para aprendizaje o justificación. El Catolicismo está de acuerdo
que la Biblia es admirable para estos propósitos, pero no en una forma
exclusiva como en el Protestantismo. También, cuando San Pablo aquí habla de la
“Escritura”, el NT todavía no existía (no existió por más de 300 años más) así
que él sólo se estaba refiriendo al AT. Esto significaría que el NT no era
necesario como única regla de fe, ¡si es que sola Scriptura es cierto y si fue
supuestamente aludida en este versículo!
Siendo verdaderos los 11 factores de arriba, el
Catolicismo mantiene que toda su Tradición es consistente con la Biblia, aún
donde la Biblia es silenciosa o donde meramente es implícita en un tema. Para
el Catolicismo cada doctrina no tiene que ser encontrada principalmente en la
Biblia, pues esta es la postura Protestante de sola Scriptura. Por otro lado,
la mayoría de los teólogos Católicos declaran que todas las doctrinas católicas
pueden ser encontradas, de alguna forma, en la Biblia, ya sea en forma de
semilla o por derivación.
Como han señalado eruditos evangélicos, una postura
extrema de la doctrina de sola Scriptura puede convertirse en “bibliolatría” ;
una adoración de la Biblia en lugar de a Dios quien es su Autor. Esta
mentalidad es parecida a la visión Musulmana de la Revelación, donde ningún
elemento para nada fue involucrado.
La Sola Scriptura, correctamente entendida desde una perspectiva Protestante más sofisticada, significa que la Biblia es la autoridad final en el Cristianismo y no el registro de todo lo que Dios ha dicho y hecho como muchos evangélicos creen.
La Sola Scriptura, correctamente entendida desde una perspectiva Protestante más sofisticada, significa que la Biblia es la autoridad final en el Cristianismo y no el registro de todo lo que Dios ha dicho y hecho como muchos evangélicos creen.
El Cristianismo es inevitable e intrínsicamente
histórico. Todos los eventos de Jesús (Encarnación, Crucifixión, Resurrección,
Ascensión, etc.) son históricos igualmente con la predicación de los Apóstoles-
la Tradición, entonces, es inevitable contrariamente a las numerosas
reclamaciones Protestantes que dicen que sola Scriptura aniquila a la
Tradición.
Esto es cierto para grandes asuntos (eclesiología, trinitariansimo, justificación) y pequeños asuntos (como los fondos eclesiásticos, tipo de música en la Liturgia, la duración de sermones, etc.) Cada negación de una tradición en particular incluye una desviación (ya sea oculta o abierta) hacia la propia tradición alternativa de uno (por ejemplo, si toda autoridad eclesial es despreciada, aún la autonomía o “tradición" individualista tiene que ser defendida, de alguna forma, como una perspectiva Cristiana).
Esto es cierto para grandes asuntos (eclesiología, trinitariansimo, justificación) y pequeños asuntos (como los fondos eclesiásticos, tipo de música en la Liturgia, la duración de sermones, etc.) Cada negación de una tradición en particular incluye una desviación (ya sea oculta o abierta) hacia la propia tradición alternativa de uno (por ejemplo, si toda autoridad eclesial es despreciada, aún la autonomía o “tradición" individualista tiene que ser defendida, de alguna forma, como una perspectiva Cristiana).
Sola Scriptura, literalmente, no puede ser verdadera ya
que, prácticamente hablando, para la mayoría de los Cristianos a través de la
historia, no podían tener una copia de la Biblia pues la imprenta no existió
sino hasta el siglo 15.
La predicación y la Tradición oral, junto con otras cosas como prácticas devocionales, días de guardar, arquitectura y arte sagrado, fueron los principales transmisores del Evangelio por 1400 años. En todos estos siglos, sola Scriptura hubiera sido considerada como un absurdo abstracto e imposibilidad.
La predicación y la Tradición oral, junto con otras cosas como prácticas devocionales, días de guardar, arquitectura y arte sagrado, fueron los principales transmisores del Evangelio por 1400 años. En todos estos siglos, sola Scriptura hubiera sido considerada como un absurdo abstracto e imposibilidad.
El Protestantismo dice que la Iglesia Católica ha
“añadido a la Biblia.” La Iglesia Católica responde que ella solamente ha
extraído las implicaciones de la Biblia (desarrollo de la doctrina), y que ha
seguido el entendimiento de la Iglesia primitiva y dice que el Protestantismo
ha “suprimido” largas porciones de la Biblia que sugieren posturas católicas.
Cada lado piensa que el otro no es bíblico, pero en diferentes formas.
La Sola Scriptura es el “talón de Aquiles” del
Protestantismo. Mientras existan múltiples interpretaciones, sola Scriptura no
soluciona el problema de la autoridad y certidumbre.
Si la Biblia fuera tan clara y explícita en el grado de que todos los Protestantes estuvieran de acuerdo por su lectura con una disposición de aceptar y seguir sus enseñanzas, esto sería una cosa, puesto que este no es el caso (la multiplicidad de denominaciones lo demuestra), sola Scriptura es solo un sueño.
Sobre lo que los Protestantes están de acuerdo, es ¡que el Catolicismo es erróneo! De todas las doctrinas Protestantes, la “claridad” de la Biblia es seguramente la más absurda y demostrablemente falsa por el registro histórico.
Si la Biblia fuera tan clara y explícita en el grado de que todos los Protestantes estuvieran de acuerdo por su lectura con una disposición de aceptar y seguir sus enseñanzas, esto sería una cosa, puesto que este no es el caso (la multiplicidad de denominaciones lo demuestra), sola Scriptura es solo un sueño.
Sobre lo que los Protestantes están de acuerdo, es ¡que el Catolicismo es erróneo! De todas las doctrinas Protestantes, la “claridad” de la Biblia es seguramente la más absurda y demostrablemente falsa por el registro histórico.
Visto lo anterior de otra forma, tener una Biblia no
hace que la interpretación de uno sea infalible. La interpretación es tan
inevitable como la tradición. La Iglesia Católica, por tanto, es absolutamente
necesaria para poder hablar autoritativamente y prevenir confusión, error y
división.
El Catolicismo no considera a la Biblia como obscura,
misteriosa e inaccesible sino que está vigilante para protegerla de toda
exégesis arbitraria y aberrante (2 Pedro 1:20, 3:16). Las mejores tradiciones
Protestantes buscan lo mismo, pero son inadecuadas e ineficientes ya que se
encuentran fragmentados entre sí.
El Protestantismo tiene un gran problema con el Canon
del NT. El proceso para determinar los libros exactos que constituyen el NT
duró hasta el año 397 de nuestra era, cuando el Concilio de Cartago pronunció
infaliblemente que la Biblia no se “autentifica en sí misma”, como cree el
Protestantismo.
Algunos Cristianos sinceros, devotos y con estudios dudaron la canonicidad de algunos libros que hoy tenemos en la Biblia. otras personas consideraban otros libros como Escritura pero no fueron incluidos en el Canos. San Atanasio, en el año 367, fue el primero en enumerar todos los 27 libros del NT como Escritura.
Algunos Cristianos sinceros, devotos y con estudios dudaron la canonicidad de algunos libros que hoy tenemos en la Biblia. otras personas consideraban otros libros como Escritura pero no fueron incluidos en el Canos. San Atanasio, en el año 367, fue el primero en enumerar todos los 27 libros del NT como Escritura.
El Concilio de Cartago, al decidir el Canon de toda la
Biblia en el año 397, incluyó los llamados libros “apócrifos” que los
Protestantes sacaron de la Biblia.
Antes del siglo 16 los Cristianos consideraban esos libros como Escritura y ni siquiera estaban separados de los otros libros, como hoy lo están en algunas Biblias Protestantes que los incluyen.
El Protestantismo acepta la autoridad de este Concilio para el NT pero no la acepta para el AT. Es la misma forma que arbitraria o selectivamente acepta o niega otros decretos conciliares.
Antes del siglo 16 los Cristianos consideraban esos libros como Escritura y ni siquiera estaban separados de los otros libros, como hoy lo están en algunas Biblias Protestantes que los incluyen.
El Protestantismo acepta la autoridad de este Concilio para el NT pero no la acepta para el AT. Es la misma forma que arbitraria o selectivamente acepta o niega otros decretos conciliares.
Contrario al mito Protestante y anti católico la Iglesia
Católica siempre ha tenido a la Biblia en alta estima, y nada ha suprimido de
ella (protestó contra algunas traducciones Protestantes, pero los Protestantes.
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