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martes, 3 de diciembre de 2013

¿Qué es la Paz.?

...“Paz es la tranquilidad del orden” ,
 o sea, un orden permanentemente tranquilo. la paz es el efecto propio y específico de la caridad, pues todo el que está unido a Dios vive en perfecto orden, al armonizar todas sus potencias, sentidos y facultades a su causa eficiente y final .

Por eso, quien se halla empedernido 
en el pecado no puede gozar de paz: 

“Los impíos son como un mar proceloso que no puede
 aquietarse, y cuyas olas remueven cieno y lodo. 
No hay paz, dice mi Dios, para los impíos”
¿Quién es el Espíritu Santo?
El orden fundamental del edificio de la paz deriva esencialmente del Evangelio y del Decálogo, o sea, del amor a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo por amor a Él, de donde florece la paz interior del hombre y la armonía con todos los demás, amados con auténtica caridad. 

¿preguntémonos qué es la paz.?



“Paz es la tranquilidad del orden” , o sea, un orden permanentemente tranquilo. la paz es el efecto propio y específico de la caridad, pues todo el que está unido a Dios vive en perfecto orden, al armonizar todas sus potencias, sentidos y facultades a su causa eficiente y final .


“Formamos un solo cuerpo. 
Y todos hemos bebido de un solo Espíritu” 
(1 Cor 12, 13).

¿Quién es el Espíritu Santo, 
cómo fueron las circunstancias y las principales gracias concedidas a María y a los discípulos con motivo de Pentecostés?
http://iterindeo.blogspot.com/2013/05/quien-es-el-espiritu-santo.html


La santidad es el resultado conjunto de la acción de Dios
 y de la libre cooperación del hombre. 

“Ahora bien: si Dios trabaja con nosotros en nuestra santificación, justo es que Él lleve la dirección de la obra; nada se deberá hacer que no sea conforme a sus planes, bajo sus órdenes y a impulsos de su gracia. Es el primer principio y último fin; nosotros hemos nacido para obedecer a sus determinaciones” 


 La voluntad de Dios,
 simplísima en sí misma, tiene diversos actos
 con relación a las criaturas. 
Los teólogos suelen establecer la siguiente división:

. Voluntad absoluta, cuando Dios quiere alguna cosa sin ninguna condición, como la creación del mundo; y condicionada, cuando lo quiere con alguna condición, como la salvación de un pecador si hace penitencia o se arrepiente.

. Voluntad antecedente es la que Dios tiene en torno a una cosa en sí misma o absolutamente considerada , la salvación de todos los hombres en general), y voluntad consiguiente es la que tiene en torno a una cosa revestida ya de todas sus circunstancias particulares y concretas , la condenación de un pecador que muere impenitente).

.Voluntad de signo y voluntad de beneplácito. Ésta es la que más nos interesa aquí. 

“Se entiende por voluntad divina significada 
(o voluntad de signo) ciertos signos de la voluntad de Dios, como los preceptos, las prohibiciones, el espíritu de los consejos evangélicos, los sucesos queridos o permitidos por Dios.

 La voluntad divina significada de ese modo, mayormente la que se manifiesta en los preceptos, pertenece al dominio de la obediencia. A ella nos referimos, según Santo Tomás (1, 19, 11), al decir en el Padrenuestro: Fiat voluntas tua.

La voluntad divina de beneplácito es el acto interno de la voluntad de Dios aún no manifestado ni dado a conocer.

De ella depende el porvenir todavía incierto para nosotros: sucesos futuros, alegrías y pruebas de breve o larga duración, hora y circunstancias de nuestra muerte, etc. Como observa San Francisco de Sales si la voluntad significada constituye el dominio de la obediencia, la voluntad de beneplácito pertenece al del abandono en las manos de Dios.

 Como largamente diremos más tarde, ajustando cada día más nuestra voluntad a la de Dios significada, debemos en lo restante abandonarnos confiadamente en el divino beneplácito, ciertos de que nada quiere ni permite que no sea para el bien espiritual y eterno de los que aman al Señor y perseveran en su amor”.



 Se trata efectivamente del cumplimiento íntegro, amoroso y entrañable de la voluntad significada de Dios a través de sus operaciones, permisiones, preceptos, prohibiciones y consejos –que son, según Santo Tomás, los cinco signos de esa voluntad divina– y de la rendida aceptación y perfecta concordia con todo lo que se digne disponer por su voluntad de beneplácito.


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www.iterindeo.blogspot.com

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